La película chilena Padre Nuestro se estrena hoy en la Cinemateca Boliviana, a las 19.00.
El filme del cineasta Rodrigo Sepúlveda es un relato intimista, austero, que apela a la nostalgia sobre un mundo que desaparece.
El personaje central Caco, interpretado notablemente por Jaime Vadell, es un padre agonizante que decide reunir a su familia antes de morir.
La vida de este hombre, que anteriormente fuera bohemia, irresponsable y llena de cuentas pendientes, es el marco de la historia que evoca a la similitud de un país que no es extraño para nadie. La muerte del padre es también la muerte del Chile estatista y republicano que creció y maduró entre los años 30 y 70. Aquel país mesocrático de los prostíbulos de Valparaíso, los bares de barrio, los bomberos masones, los amigos del liceo pero también del clasismo, la desnutrición y la miseria extrema.
Un país que era consciente de su pobreza pero que la convertía en fiesta, celebración y borrachera colectiva. Aborda también a una sociedad “irresponsable”, pues el tiempo de jarana no era tiempo robado a los negocios, sino ganado para sociabilizar.
Padre Nuestro es también la crónica de un viejo macho decadente, que no da cuentas de nada ni de nadie, asumiendo lo vivido no como una fatalidad, sino como el resultado de sus propias decisiones, incluso si éstas los han llevado a perder a los suyos.
Ésta es una película en la que los silencios y los gestos dicen más que cualquier palabra. Los códigos de la familia chilena, con sus represiones y dolores postergados, están notablemente interpretados por un elenco coral, en el que la figura de la actriz argentina Cecilia Roth aporta la mirada del otro ante la tragicomedia de la muerte.
El director del filme, Rodrigo Sepúlveda, anteriormente dirigió el largometraje Un ladrón y su mujer (2000), basado en un cuento de Manuel Rojas, además del cortometraje La tarde mirando pájaros, fundado en un cuento del escritor Carlos Cerda.
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