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jueves, 17 de febrero de 2011

UAN CARLOS ADUVIRI, ACTOR DE "TAMBIÉN LA LLUVIA" "No soy un héroe, sólo lo interpreto", dice el nuevo ícono del cine boliviano

"Se me está dando una importancia que no tengo. No soy un héroe, sólo lo interpreto". Así de humilde se presentó ante un foro de 140 personas Juan Carlos Aduviri, actor y director boliviano, quien fue candidato al Goya al mejor actor revelación por su interpretación en la película "También la lluvia".

Un informe del periodista español Alejandro Sánchz en el sitio digital del diario El Mundo de ese país anota que el actor boliviano ha participado en el coloquio "Derecho humano al agua de Cochabamba a Madrid" que ha tratado de comparar, salvando las distancias, la situación que vivió la ciudad boliviana, la conocida como "Guerra del agua" con la que los ciudadanos consiguieron evitar la privatización de la distribución del líquido elemento, con la futura privatización a la que se puede ver sometido el Canal de Isabel II de la Comunidad de Madrid.

Subraya que la cinta de Iciar Bollaín se enmarca en el contexto de la Guerra del agua y Aduviri encarna a uno de los líderes de la protesta. "Yo no soy ningún héroe, sólo lo protagonizo", reiteró.

Lo que sí ha sido importante para Aduviri es la repercusión que ha tenido la cinta y que haya permitido "sacar a la luz este hecho y este problema". "Participar en esta película ha supuesto para mí sacar a la luz la lucha de mis compatriotas, que parecía olvidada o desconocida", aseguró.

Abrumado por haberse erigido en un símbolo de la lucha por un derecho fundamental, el joven actor se excusó ante la audiencia agregando que no sabía qué más decir y que sólo quería escuchar la palabra de un "verdadero héroe". "Luchamos con palos y piedras, pero sobre todo con nuestra valentía. Luchamos por nuestra vida", dijo.

Ese héroe al que se refería es Zenón Cervantes, uno de los líderes de las protestas de Cochabamba. Cervantes comenzó su intervención quitándose méritos al asegurar que "el verdadero héroe es el pueblo que lucha, la mayoría, yo sólo fui un líder".

Cervantes relató cómo fueron los tres meses de lucha contra la privatización impuesta por el Gobierno y resaltó que gracias a esta película "se ha conocido nuestra lucha, porque los medios de comunicación la ocultan". A pesar de ello destacó que en la cinta lo que se ve "es una pequeña muestra en relación con todo lo que pasamos, de todo lo que hicimos, de la lucha por nuestros derechos".

Su relato conmovió a los asistentes cuando relataba cómo trabajadores de todo rango, campesinos, maestros, ingenieros, carpinteros, en fin, ciudades enteras se volcaban en el corte de carreteras y plantaban cara a la policía que reprimía las protestas. "Luchamos con palos y piedras, pero sobre todo con nuestra valentía. Luchamos por nuestra vida", aseguró.

Para cerrar su intervención, el líder de las protestas se permitió aconsejar a la directora española el título que él le habría puesto a la película: "También la lluvia... nos quisieron quitar pero no pudieron".

De vuelta al primer mundo, las dos siguientes intervenciones se basaron en el análisis de la actuación de las multinacionales del primer mundo y su papel en estos conflictos.

Erika González, del Observatorio de Multinacionales en América Latina, recordó la presencia de muchas empresas españolas en Iberoamérica que se privilegian de las políticas privatizadoras de los Gobiernos locales y en ocasiones arrebatan derechos elementales a los pueblos.

En el caso de Bolivia, no es sólo el agua, que no consiguieron privatizar, sino el gas, el petróleo y los minerales.

El coloquio lo cerró Ladislao Martínez de la plataforma contra la privatización del Canal de Isabel II. Salvando las distancias con la guerra del agua, Martínez trato de concienciar de lo que puede suponer la privatización de un servicio público "que lleva más de 150 años llevando el agua a las casas de los madrileños".

Advirtió de las desventajas que podría acarrear la privatización como "la pérdida de calidad del agua, la desaparición de las campañas de concienciación sobre el ahorro o el probable empeoramiento de condiciones laborales de sus 2.500 trabajadores".

Martínez cerró su intervención apelando a la conciencia de los presentes: "El agua no es un recurso ordinario como otro cualquiera, es el 70 por ciento de nuestro organismo: ¿Queremos que esté regido por la lógica del beneficio?

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