Rodrigo Bellott es otro. Pasaron diez años desde que filmó 'Dependencia Sexual' y ahora todo es diferente. Dejó el género de humor para ingresar a un nuevo mundo, el de terror, ese que para muchos cineastas resulta complicado y hasta peligroso llevar a la pantalla grande por las exigencias visuales que requiere.
Bellott aceptó el reto y sacó a flote 'Somos lo que somos'. Está feliz. Para él los desaciertos son aciertos, pero también su cine es íntegramente boliviano aunque no se filme dentro del país y es político sin importar que muchos no lo digieran así.
No produce para que lo elogien, solo busca generar espacios de discusión, que se basen en una o varias temáticas y precisamente esos elementos se convierten en la vena central de cada uno de sus filmes. Aquí, una charla con un personaje que, después de ingresar a Hollywood, no piensa irse jamás.
En 'somos lo que somos' vemos a un Rodrigo Bellot diferente al de '¿Quién mató a la llamita blanca?' Y 'perfidia'.
R.A.: Totalmente. El estilo, el género y todas esas cosas que uno quiere meter en una cajita, siempre han sido como menos importantes, porque lo que me interesa es la temática.
Desde el punto de vista temático si ves "Somos lo que somos" encontrarás adolescentes luchando contra un paradigma, en ese sentido se parece mucho a "Dependencia sexual", "Perfidia" o a todo mi trabajo.
Siempre busco reinventarme en géneros, salir fuera de mi zona de confort y ponerme retos. Cuando produje "La llamita" pensé que era incapaz de hacer comedia, es por eso que me gustó la idea y me sentí cómodo y tranquilo al lograr que sea una película exitosa.
Trabajo para retarme, ponerme obstáculos y ver si los puedo superar. Cuando salió la oportunidad de hacer este remake hollywoodense significó una misión imposible, pero me embarqué en este viaje para ver qué pasaba.
Este 2013 se cumplen 10 años de la película 'dependencia sexual', ¿Cómo los recibís?
R.A.: Estoy viejo (risas). En estos 10 años hice nueve películas como director, productor, guionista y director de casting, aprendí muchísimo.
Llegué a rodar en un tiempo que nunca me hubiera esperado, porque generalmente una persona se puede tomar entre dos o tres años para hacer una película y en 10 años alcanza a elaborar solo tres. Tuve mucha suerte, siempre quiero hacer más y más.
A partir del año 11, ¿A dónde mirás?
R.A.: No es tan difícil lograr un éxito comercial en EEUU, quiero tener la estabilidad física y económica en Hollywood para hacer varias películas independientes, pero de corte comercial y con libertad creativa.
En un análisis de estos 10 años, ¿Cuáles son tus aciertos y desaciertos?
R.A.: Nada ha sido fácil. La gente cree que todo lo que hago es exitoso y no es así. Lo que pasa es que todo depende de cómo veas los desaciertos.
Curiosamente uno aprende más de los desaciertos que de los aciertos, y en ese sentido los desaciertos son aciertos (risas). ¿Entiendes? Para mí, por ejemplo, 'Che' es un desacierto, porque es una película que fracasó comercialmente, que no fue entendida públicamente, pero me permitió empezar una vida en Hollywood de la mano de Steven Soderbergh. Prácticamente todo lo que he hecho a partir del filme sobre el Che Guevara, se lo debo al Che Guevara. Es una película que veo con mucho cariño, a pesar de sus defectos y falencias.
Quizás mi mejor película sea 'Perfidia', pero no tuvo éxito. Sabía que era una película (hecha) para mí y no hubiera podido hacer nada sin ella.
La gente no sabe que por una película que haga al año, hay otras tres que no se llegan a concretar. Hace dos años tenía dos proyectos, el menos factible era 'Somos lo que somos' y terminó llegando a la puerta.
La película española, con Carlos Bardem, no se hizo, vino la crisis y nunca se la hará.
¿Los resultados de estos filmes te frustraron?
R.A.: No fue frustración. Uno no trabaja para el éxito o para la fama. Para mí 'Perfidia' y 'Che' cumplieron con su función y son felices en mi mente. No tuvieron la aceptación del público, pero no me duele, no me frustra, porque para mí hicieron lo que tenían que hacer.
Sin embargo, un cineasta tiene que estar abierto a las críticas...
R.A.: Una cosa son las críticas y otra es que me afecten emocionalmente. Sabes lo que haces mal, no hace falta que vos me lo digas (risas). Mi trabajo no es para que lo veneren o lo elogien, eso no tiene mucha importancia para mí. Hago cine para cuestionar o plantear cosas sociales, políticas y culturales, para tocar los corazones... Esos son los parámetros con los que mido mi éxito o mi fracaso.
'Quizás mi mejor película sea 'Perfidia', pero no tuvo éxito. Era solo (hecha) para mí'
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