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viernes, 27 de diciembre de 2013

El complejo camino de la nueva cinta de Disney

Aunque sigue habiendo reyes, magia y ficción, esta vez Disney lleva a la gran pantalla una aventura épica en la que una inusual princesa acompañada por un reno, un hombre y un muñeco de nieve rompe los viejos tópicos de antaño.

“Esta película nos empujaba a hacer algo distinto, una historia de enfrentamiento del miedo contra el amor, que creo que es un tema muy contemporáneo”, explica a Efe Jennifer Lee, codirectora de este filme y en el que, según Chris Book, el otro codirector, querían “redefinir lo que es el verdadero amor. Para nosotros era una idea muy especial”.

Y es que en Frozen los más jóvenes conocen nuevos patrones donde los príncipes también salen ranas, las princesas también pueden decir lo que piensan e incluso las brujas tienen sus corazoncito e historia que contar.

“Tratamos de hacer unos personajes que fueran especiales, que no fueran perfectos. Que fueran desobedientes y extravagantes”, asegura Buck, quien también dirigió uno de los últimos éxitos de Disney en animación convencional, Tarzán.

Frozen: el reino de los hielos sí que busca, pese a todo, una inspiración clásica, pues toma como base en el cuento de hadas La reina de las nieves, de Hans Christian Anderson, escritor al que Disney debe su resurrección en 1989 con La Sirenita.

En este cuento, en cambio, las protagonistas no se enmarcan en esta tradición de “princesas Disney” a la que pertenecía esa sirena llamada Ariel capaz de cambiar su naturaleza por Eric, el príncipe pluscuamperfecto.

Más bien, este relato es capaz de contagiar al público con un optimismo desbordante donde los vínculos que unen a dos hermanas van más allá del amor irreal entre un príncipe ególatra y una joven princesa.

“Nunca sentimos la presión de hacer una princesa Disney o un patrón concreto. La clave para nosotros era hacer una heroína cotidiana, sin magia, simplemente con un gran corazón”, asevera Lee.

Así, las voces de las dos princesas, caracterizadas por Idina Mendel y Kristen Bell, son esenciales para hacer representar una fantasía épica en el que dos hermanas princesas representan dos caras opuestas de una misma moneda.

La inocencia, la falta de experiencia y la ingenuidad desmesurada de una inocente princesa luchan por vencer la intransigencia y el miedo al rechazo de su gélida hermana, la princesa mayor.

Y hablando de voces, en Frozen no faltan las canciones gracias a las poderosas melodías creadas por el matrimonio de compositores, Robert López y Kristen Anderson López, que dan fuerza y alegría a la divertida película con canciones como “Do You Want to Build A Snowman?” o “Love Is An Open Door”.

Robert López, con sangre latina en sus venas, recala en Frozen tras una amplia trayectoria en los musicales de Broadway, donde ganó dos premios Tony gracias a las aclamadas composiciones de “Avenue Q” y “The Book of Mormon”.

“Cuando nos enrolamos en esta película nos atrajo la historia de las dos hermanas, porque estamos casados y también tenemos dos hijas que tienen los mismos problemas”, broma el compositor en una entrevista con Efe, en la que incluso interpretó junto a su mujer unos de los temas de la película. “Suena mucho mejor cuando lo canta Kristen Bell”, asegura ella.

Entre villancicos y a la espera de los regalos de Navidad, Frozen hará disfrutar de una divertida e inusual historia que además se desarrolla en los paisajes congelados de Noruega, lo que supuso un reto para los técnicos de deslumbrantes resultados en la gran pantalla.

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