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martes, 17 de diciembre de 2013
Cine, fútbol y pasión: ‘Metegol’
La nueva película de Juan José Campanella es en sí misma un nuevo reto para el director de la ganadora del Oscar El secreto de sus ojos (2009). Esta animación, que se inscribe como el filme más caro de la historia del cine argentino ($us 21 millones), es una pequeña joya que brilla con luz propia, en un competitivo mercado controlado por grandes firmas que posicionan ya no sólo los productos, sino también las marcas registradas de los estudios (Pixar, Dreamworks).
Este largometraje, que empieza con un homenaje a 2001: Odisea del espacio (Kubrick, 1968) en su secuencia inicial, y que se presenta como una pequeña historia que es contada por un padre a su hijo, es una forma de entender que estamos a punto de ver una cinta sostenida por la necesidad del diálogo. Porque aunque uno pueda creer que lo que va a ver está íntimamente ligado al fútbol, en realidad se encuentra sostenido por valores humanos mucho más profundos: solidaridad, compañerismo, además de un gran sentido de pertenencia al lugar de dónde uno es.
Amadeo ve cómo su hijo parece estar abstrayéndose de la realidad a través de juegos electrónicos, entonces decide contarle este pequeño capítulo de algo que ha ocurrido. Es desde aquí que empezamos a conocer lo que ha sucedido, cuando en una figura cercana a la de David y Goliat descubrimos el origen de un pequeño lugar en el mundo que está más allá de lo que uno pueda imaginar. Preciosa animación, en la que los jugadores de un futbolín serán grandes cómplices de nuestro protagonista que enfrentará Grosso, un futbolista exitoso que retorna al pueblo a cobrar una cuenta pendiente —a modo de western— la que recuerda como su única derrota.
Pistas
‘Memorias de un wing derecho’
Metegol es una película basada en el cuento del argentino Roberto Fontanarrosa, Memorias de un wing derecho, relato que se encuentra en el libro El mundo ha vivido equivocado (1985). A este rosarino le debemos clásicos de la historieta latinoamericana como Inodoro Pereyra o Boogie, el aceitoso, y lo hemos visto en personajes secundarios en cintas como ¿De quién es el portaligas? (Fito Páez, 2007). El cuento de menos de 2.000 palabras permitió que Campanella tuviera más libertades para crear esta ficción.
Las voces de la animación
Algo que complementa las producciones animadas y que además logra darle una luz especial son las voces que dan vida a las figuras que vemos en pantalla. Esta situación alcanza a rescatar algo del sentido de los primeros años del cine sonoro, cuando lo que se buscaba eran personas fonogénicas, quienes tengan voces reconocibles y agradables para el espectador.
De ‘El secreto de sus ojos’
Campanella refleja en Metegol su pasión por el cine y el fútbol. Por eso, volvemos a uno de los diálogos más conmovedores del cine contemporáneo, en El secreto de sus ojos: “¿Escribano, qué es Racing para usted? / Una pasión. / ¿Aunque hace nueve años que no sale campeón? / Una pasión es una pasión. / ¿Te das cuenta, Benjamín? El tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios… pero hay una cosa que no puede cambiar, Benjamín: no puede cambiar... ¡de pasión!”.
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