Si los guaraníes ni Juan Carlos Valdivia se imaginaron que la historia de la tierra sin mal y sus rostros se pasearían por múltiples encuentros de cine internacionales en los que participa la créme de la créme del séptimo arte.
Tras más de un año de su estreno, Yvy Maraey estuvo en 30 festivales, ha viajado por más de 17 países y recibió tres premios especializados, pero el viaje del cineasta y de Elio Ortiz no acaba aquí, pues la película fue preseleccionada junto a otras 14 para competir en la categoría de Mejor Película Iberoamericana de los Goya en 2015.
Desde Bydgosczc (Polonia), donde participó en el festival Cameraimage, que rinde homenaje a la estética y técnica de las artes cinematográficas, Valdivia conversó sobre este ‘hijo’ nacido en la tierra de los guaraníes y sobre otro que será mexicano-boliviano.
¿Cuánto costó Yvy Maraey?
Costó $us 1.600.000. Bolivia aportó 55%, de los cuales gran parte fueron recursos gestionados por Cinenómada a través de préstamos bancarios y otras ingenierías financieras. Ha sido sumamente duro y nos ha creado una situación muy desafiante porque hay muy poco apoyo privado y estatal, este último aportó menos del 1%.
¿Recuperaste la inversión?
No hago cine pensando en la recuperación. Hacer cine es un acto de amor muy grande, de generosidad. Hace mucho tiempo decidí que haría películas de calidad artística, su valor es intangible y crece con los años. Hemos logrado activar la inversión como patrimonio de la productora, es la única manera donde puedes ver una ganancia, en los libros.
¿Cuántas personas la vieron en el país?
En las primeras semanas de exhibición en salas solo 7.000 personas la vieron, un número muy bajo; sin embargo, gracias a la plataforma móvil, Alucine, hemos triplicado esta cifra.
¿Harías algo así nuevamente?
Yvy Maraey es irrepetible. Es una película de dimensiones épicas, con un proceso sumamente complejo.
Creo que es el tipo de película que uno hace una vez en la vida, pero si se presenta la oportunidad de hacer algo así, por supuesto. De hecho, una vez que se han tocado ciertas notas, es muy difícil volver atrás.
No es un filme fácil de entender, pero no puedes pasarte haciendo cosas para que la gente entienda o los programadores de festivales acepten. El público también tiene que ir en busca de las películas. Yvy Maraey es dolorosa, honesta, incómoda y crecerá con el tiempo, porque está adelantada a su época.
¿Cómo te sentís al escuchar la palabra Goya cerca de Yvy Maraey?
Es un honor estar en la carrera. Una vez estuvimos nominados por American Visa y esperamos que esta vez también lleguemos lejos. Creo que ya es hora de que cambie la tendencia actual del cine latinoamericano, ya que actualmente estas se digitan desde Cannes, Berlín y Toronto a través de varios mecanismos que han formado vínculos muy fuertes con festivales e instituciones. El cine está más colonizado que nunca e Yvy Maraey es una película totalmente independiente.
¿Cuál ha sido la máxima satisfacción que te dio el filme?
Estar seleccionado por el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) ha sido grandioso, al igual que viajar por ciudades intermedias del Chaco con el cine móvil.
¿Alguna de tus películas tuvo tanta repercusión afuera?
Zona Sur fue mi película con más repercusión, 127 festivales, distribución en varios países y los premios de Sundance son algo que nunca había tenido el cine boliviano. Yvy Maraey es de más difícil lectura y es en cierta manera maximalista, por lo tanto está a contracorriente con la tendencia minimalista del cine latinoamericano; sin embargo, se está posicionando como una película referente.
¿Qué significan los guaraníes para Juan Carlos?
Siento que he sido privilegiado recibiendo un gran conocimiento espiritual y ancestral. Estoy muy agradecido con la vida por esta experiencia.
¿Qué habrá después de Yvy Maraey?
Acabamos de ganar el fondo Ibermedia para realizar una película a realizarse el 2015. Sören es un guion original mío y se filmará en Bolivia y México
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