En 1990 se publicó el polémico libro La Iglesia de Satán: historia de la religión con peor reputación, en el que Blanche Barton recogía la cronología y preferencias de la controvertida organización que su compañero, el célebre Anton LaVey, fundó durante los años 60.
Pocos repararon que en dicho volumen se incluía un listado de las películas y libros que la organización recomendaba, y que actualmente puede consultarse en su página de internet.
Como bien sabrá todo aquel que se haya interesado mínimamente por la Iglesia de Satán, su objetivo no era beber sangre de virgen mientras se entonan cantos a Belcebú, sino reivindicar la individualidad y la voluntad humana por encima del conformismo dócil que el cristianismo había propugnado durante milenios, matiza El Confidencial.
El actual Alto Sacerdote de la Iglesia de Satán, Peter H. Gilmore, aclara que su credo se basa en la aceptación de todas las pasiones humanas como saludables, en la realización de rituales con propósitos terapéuticos, no de adoración, y en promover la justicia y un estilo de vida fundamentalmente epicúreo.
Las cinco películas recomensadas son:
Dinero caído del cielo (Pennies from Heaven, Herbert Ross, 1981)
No se trata de la película protagonizada por Bing Crosby, sino del musical de los años 80 encabezado por Steve Martin.
Peter H. Gilmore señala que es una obra que "yuxtapone la realidad con la fantasía” y refleja el anhelo por mejorarnos a través de la canción y la música.
Blade Runner (Ridley Scott, 1982)
En palabras de Gilmore, "una película que explora lo que nos podemos encontrar en nuestro futuro si los seres creados por el hombre pudiesen alcanzar la autoconciencia y, en algunos sentidos, superioridad”.
Inteligencia artificial (A.I., Steven Spielberg, 2000)
La oscura actualización de Pinocho ideada por Stanley Kubrick prolonga lo afirmado sobre Blade Runner, pero también contribuye a poner de manifiesto la xenofobia y la crueldad inherente a nuestra especie.
Extraños en un tren (Strangers on a Train, Alfred Hitchcock, 1951)
La novela de Patricia Highsmith partía de un supuesto moral: ¿qué harías si tuvieses la posibilidad de eliminar a alguien que te ha hecho daño sin ser descubierto? Podría parecer que la Iglesia de Satán promociona el interés individual por encima del interés general, pero en realidad se muestra preocupada por la justicia y su aplicación.
El vengador anónimo (Death Wish, Michael Winner, 1974)
Los satanistas son fans de las películas de Charles Bronson, en las que el protagonista se toma la justicia por su mano. "Demuestra cómo la justicia puede convertirse en una persecución personal cuando la fuerza de la ley fracasa en su misión”, explica Gilmore.
Dos clásicos
El exorcista (The Exorcist) William Friedkin ahonda en una historia de posesión satánica y los intentos por realizar un exorcismo. Para los satanistas, sin embargo, "es pura propaganda”.
La semilla del diablo (Rosemary’s Baby, Roman Polanski, 1968) Muestra que los satanistas pueden abarcar un amplio rango de tipos humanos, de un magnate naviero o un obstetra a la amable pareja de la puerta de al lado. Es una de las pocas películas que hablan sobre el diablo. Sin embargo, los satanistas tampoco la consideran válida "para difundir sus valores”.
Digg
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