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lunes, 22 de junio de 2015

Bolivia Lab pone a trabajar cineastas



Bolivia Lab es más que un festival como lo entendemos habitualmente. Viviana Saavedra, una de las organizadoras, lo define como “un encuentro de intercambio cultural a nivel cinematográfico”. Durante dos semanas —la primera en La Paz y la segunda en Cochabamba— gente del cine alternativo de toda Latinoamérica va a debatir, pensar estrategias de incidencia política para mejorar sus condiciones de trabajo, mostrar sus producciones y, sobre todo, enseñar, aprender y compartir en varios talleres que servirán para aumentar la calidad de películas y documentales que pronto se rodarán.

Las actividades que se celebrarán del 22 de junio al 4 de julio buscan, igual que en las seis ediciones anteriores de este encuentro, “integrar Bolivia con otros países”. Saavedra y otros cineastas bolivianos tuvieron la idea hace años, al asistir a un festival en Brasil, de “construir un espacio para que se mueva algo latinoamericano en nuestro territorio. Ya no era salir, que también gente del cine viniera acá y conviviera”. Lo han logrado porque Bolivia Lab trae a cerca de cuarenta personas, la mayoría a través de contactos con los institutos oficiales de cine de países latinoamericanos, pero igual varios de Europa.

PROYECTOS. El taller principal de la primera semana, alrededor del cual giran las demás actividades, es el laboratorio de desarrollo de proyectos. En él trabajarán 20 jóvenes cineastas que tienen los proyectos de sus películas ya formulados y casi en marcha. El laboratorio les ofrecerá herramientas para seguir avanzando en las tareas artísticas y de producción, como diversas formas de conseguir financiamiento. Los proyectos que han llegado a este taller tienen ya muchas probabilidades de ver la luz. Lo demuestra el hecho de que hayan superado un duro proceso de selección para entrar en Bolivia Lab. Por ejemplo, en Brasil, para una sola plaza que se ofrecía, se presentaron 250 candidatos.

Los facilitadores del laboratorio son directores que ya han estrenado películas coproducidas en América Latina y las han presentado en varios festivales. Tienen un perfil alternativo, aunque sus películas se distribuyen también por los circuitos comerciales. Entre ellos está el guionista brasileño Carlos Maga, que con su trabajo busca resaltar la diversidad cultural y ambiental de su país. Muchas de sus películas son de animación y dirigidas al público infantil y están dedicadas a la defensa de la Amazonía. El director, actor y guionista José Celestino Campusano llega de Argentina para coordinar estos talleres, pero también para recibir un homenaje por haber generado una nueva tendencia de cine comunitario con su trabajo en las villas miseria que rodean Buenos Aires, en los que toca temas tan comprometidos como la trata y el tráfico de personas. Además, presentará su película Fantasmas de la ruta. Otro de los facilitadores, Carlos Azpurúa un cineasta venezolano autor de América tiene alma y otras películas reconocidas, asimismo, ha sido senador y ha jugado un papel muy importante en la aprobación de la ley del cine de Venezuela.

La acción política es otra de las patas de Bolivia Lab. Los mismos docentes de los talleres animarán las discusiones de tres mesas de diálogo en la Universidad Mayor de San Andrés. Con ellas se espera construir propuestas para mejorar las leyes que regulan los contenidos del cine y la televisión y, sobre todo, para apoyar una ley del cine en Bolivia. “Las experiencias en otros países, donde hay políticas públicas para el cine nos van a ayudar mucho en Bolivia, donde no las hay. En ese sentido somos el patito feo de la región, aquí faltan políticas de compras de fondos, fomento, distribución… estamos muy encerrados en nosotros mismos”, afirma Saavedra.

Una vez que terminen las actividades en La Paz, Bolivia Lab se trasladará a Cochabamba. Allí se va a celebrar el Taller internacional de guion. En el programa se incluye una muestra de películas aunque sea más pequeña que la que se podrá disfrutar en La Paz, y en locales más recogidos, como la cafetería Novecento, el escenario principal.

Los participantes también llegan de varios países latinoamericanos y de España, aunque a la hora de seleccionarlos no se haya utilizado un criterio geográfico, como sí ocurre con el laboratorio. Un jurado designado por la organización de Bolivia Lab eligió a los 12 alumnos en un proceso a través de internet al que se postularon 250 jóvenes realizadores. Pero para participar en este curso no se tiene en cuenta la nacionalidad, “en esta edición, como en las anteriores, habrá al menos dos bolivianos, aunque aún no se haya cerrado el cupo”, señala Saavedra. El programa contempla charlas magistrales, diálogos-debates entre los facilitadores y asesorías a los guiones que han presentado los participantes.

INVENTAR. La actividad más importante de Cochabamba será el Taller de cine recursivo, un movimiento que nació en Colombia y que realiza películas de alta calidad, pero con pocos recursos. Para ello, se aprovecha un poco de todo, desde programas informáticos de código libre a muebles viejos y todo tipo de objetos abandonados en la calle. Durante el taller, y con la participación de estudiantes y docentes, se filmará una escena que luego se incorporará a una película que se está grabando simultáneamente en varios talleres como éste y en otros países latinoamericanos.

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