El actor austríaco Arnold Schwarzenegger se presentó ayer en Berlín al frente de la gira promocional del nuevo "Terminator - Genisys", dispuesto a asumir los errores, pero sin arrepentirse de lo que hizo dentro o fuera de la pantalla.
"No cambiaría nada de mi vida. He cometido errores, profesionales y privados, pero cada uno de ellos forma parte de mi propia máquina del tiempo y no voy a renunciar a ellos", afirmó el actor y exgobernador de California, de regreso en el mundo del cine tras dejar la política.
En su nueva incursión en el célebre cíborg que interpretó por primera vez en 1984, Schwarzenegger ya no es la máquina terrible que pretende liquidar a Sarah Connor, sino un "Terminator" programado para ser un ángel guardián de la mujer que debe engendrar al líder de la resistencia, John Connor.
"No es un remake. Es una revisión libre de una historia universalizada y actualizada", defendió por su parte el director del filme, Alan Taylor ("Thor: The Dark World").
Se da continuidad así a la franquicia que estrenó el primer "Terminator" de 1984, dirigida por James Cameron, asimismo al frente del "Terminator 2: Judgment Day" ("Terminayor 2: El juicio final", 1991).
Luego llegaron el "Terminator 3 Rise of the Machines" ("Terminator 3: La rebelión de las máquinas", 2003), de Jonathan Mostow, y "Terminator Salvation" (2009), de Joseph McGinty y sin Schwarzenegger, por entonces dedicado a la política.
En el nuevo filme Sarah Connor ya no es Linda Hamilton, la intérprete del original, sino Emilia Clarke -"Juego de tronos"-, quien adopta sin reparos el papel de "hija" encantada con un ángel protector al que denomina papá.
"Mi Terminator es una máquina programada para proteger a su hija, como yo como padre debo estarlo para hacerlo con los míos", apuntó Schwarzenegger, muy lejos ya del paquete de músculos que fue en el pasado, humanizado y ansioso de demostrar que, como en el filme, tal vez esté algo más viejo "pero no obsoleto".
Regresar a ese papel con 67 años es algo que debe asumirse con "ciertas dosis de humor", afirmó el actor, irónico y con sobradas facultades para ganarse a su auditorio, sea cuál sea su cíborg.
Mientras el resto de los personajes del nuevo "Terminator" viajan del pasado al futuro y viceversa, en distintos episodios, sin sufrir aparentemente el paso del tiempo, la máquina que interpreta Schwarzenegger sí envejece.
"Jugamos con ésta y otras paradojas, sí. Poder contar con Schwarzenegger para el nuevo 'Terminator' bien merece saltarse alguna norma de la lógica del tiempo", apuntó su director, Taylot.
El nuevo "Terminator" echa mano de la historia ya conocida -la lucha entre la máquina y la resistencia de los pocos humanos que dejó la apocalipsis-.
El punto de arranque es el mundo abocado a la destrucción, en el momento en que el humano cede a la máquina, por desidia, el control de su vida y sus misiles.
A partir de ahí, se reedita la compleja relación entre el cíborg, Sarah Connor, sucesivos protectores o enemigos, más su hijo y héroe de la resistencia, entre múltiples variaciones y saltos inesperados.
Schwarzenegger representa en ese juego el valor de lo imperecedero, esté o no ya algo entrado en años, y dispuesto siempre a despedirse de los medios con su célebre "Hasta la vista, Baby".
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