En un episodio de Los Simpson Homero entra en el mundo de las tres dimensiones, y cuando trata de explicar a los demás dónde se encuentra y cómo es ese universo pregunta en voz alta: “¿Alguien vio la película Tron?” Todos los que le escuchan, extrañados, dicen al unísono: “Noooo”.
La broma de Homero no hace sino poner en evidencia una gran verdad. Aunque hoy pueda parecer lo contrario y haya miles, tal vez millones, de personas que juren y perjuren que la vieron en su día, cuando en 1982 Tron llegó a los cines estadounidenses muy poca gente acudió a las salas. En EEUU se estrenó en julio, tenía un presupuesto de unos 17 millones de dólares y el primer fin de semana apenas recaudó los 400 mil. Cuando terminó el verano apenas recaudó 27 millones de dólares.
Sin embargo Tron ha quedado en los anales de la historia del cine como una de las primeras películas que utilizó las técnicas de animación y los gráficos generados por ordenador, algo que hoy en día es moneda de uso corriente. La dirigió Steven Lisberger, un neoyorquino especializado en el mundo de la animación cuya carrera desde entonces no ha sido particularmente destacada.
1982
año de estreno de la primera parte de Tron, que muy pocas personas la recuerdan.
Su argumento era de lo más fascinante y novedoso en aquellos tiempos. Contaba la historia de un programador de videojuegos, interpretado por Jeff Bridges, que se introducía en el interior de los programas de una computadora en donde vivía diversas aventuras.
Ahora, 28 años después de su estreno, llega a los cines de todo el mundo la continuación de aquella visionaria e imaginativa historia. Se titula Tron: Legacy y la ha dirigido el debutante Joseph Kosinski, un realizador que llega del mundo de la publicidad, mientras que Steven Lisberger se reservó en esta ocasión las labores de productor.
En esta secuela Jeff Bridges continúa, un cuarto de siglo después, atrapado en las redes del ordenador. Su hijo, un joven interpretado por Garrett Hedlund, se meterá en el mismo mundo de ciberprogramas y juegos de lucha donde se encuentra su padre con la intención de ayudarle.
“No abordé el papel pensando que interpretaba a la misma persona”, explica Bridges. “Aunque mi personaje, en el fondo, no ha cambiado tanto. Bueno, quizá parte de su entusiasmo por la tecnología se ha aplacado un poco. Después de todo, se encuentra atrapado dentro de un ordenador”, dice entre bromas el ganador de un Oscar por Crazy Heart.
Pero sobre todo la presencia de Jeff Bridges en las dos películas ayuda a comprender la evolución de los efectos especiales en estos cinco lustros que es tanto como decir la evolución del propio cine. “ Rodamos esa película en 70 milímetros, en blanco y negro, y luego fue enviada a Corea, donde un grupo de técnicos pintó a mano todos los fotogramas para hacer que los trajes brillaran”.
En Tron: Legacy, en cambio, se incorporan los nuevos y últimos avances tecnológicos de la cinematografía en 3D. Así, esta nueva entrega es el primer filme que integra una cabeza y un cuerpo totalmente digital para crear una versión más joven de un actor real, el propio Jeff Bridges.
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