“Última generación Bolivia en corto” es el nombre del ciclo de seis cortometrajes y un mediometraje de producción nacional, que se están proyectando en el Centro Simón I. Patiño.
La actividad, que comenzó anoche, es realizada por el Cine Club Simón I. Patiño y Cinemas Cine.
En esta muestra se exhiben los cortos “Juku” (2010) y “Enterprisse” (2009), de Kiro Russo; “Max Jutam” (2011), “Martes de Ch’alla” (2008) y “Plato paceño” (2013) de Carlos Piñeiro.
Asimismo, “Uno” (2010) de Pablo Paniagua y Nicolás Taborga.
Hoy, los amantes del cine tendrán la oportunidad de ver el cortometraje “La bala no mata”, de Gabriela Paz.
Es una obra basada en un documental del sociólogo Mario Murillo. Refleja los días posteriores a la Revolución de 1952. Un documental sobre la memoria y los recuerdos de un grupo de ancianos que fueron héroes, partícipes y testigos privilegiados de los tres días que duró la contienda. Un grupo de personas que estuvo al filo de la muerte, en ese entonces, pero que ahora tienen más de ochenta años.
La cinta “El juku” narra una historia en Posokoni, la mina de fierro más grande en Bolivia, donde miles de trabajadores profanan diariamente, linterna en mano, el sombrío silencio de los túneles. La cámara sigue a la luz mientras devora la oscuridad, pero lo contrario también ocurre. Después un accidente la oscuridad se queda atrás y el exterior les espera como una especie de liberación.
La obra “Enterprisse”, muestra al hombre, la ciudad y la máquina para que el espectador, luego de haberse “subido al Enterprisse”, sólo siga las instrucciones del maquinista.
Por otro lado, “Max Jutam” cuenta la historia de un joven que vive en una comunidad a orillas del lago Titicaca. Su familia lo manda a la ciudad con el encargo de comprar un regalo para su sobrina. Cuando Max, personaje principal del cortometraje, llega a la urbe se da cuenta que es maravillosa, entonces decide quedarse. En La Paz se vuelve peluquero y un día - 30 años después del inicio de la historia- es atrapado por la nostalgia y decide volver a su comunidad. Pero, cuando retorna se encuentra con que ya nadie lo espera y queda con un vacío muy grande.
Finalmente, la simplicidad de “Uno”, de Pablo Paniagua y Nicolás Taborga, muestra que a veces la espera puede ser tan larga que lo único que queda es “agarrarse de los barandales y esperar el fin”, según los productores.
Todas son proyectadas en la sala de Cursillos del Centro Simón I. Patiño, ubicado en la calle Potosí Nro.1450, casi Los Portales.
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