Coco, el homenaje de Pixar al Día de los Muertos mexicano, llega a los cines de todo el mundo tras batir récords en México con una historia que ensalza los valores familiares y propone recordar a los seres queridos con alegría, explicó a Efe uno de sus directores, Lee Unkrich.
“Recordar a nuestros seres queridos fallecidos no tiene por qué ser algo triste y oscuro, podemos hacerlo con alegría y hablar a nuestros hijos de ellos de manera positiva e inspiradora”, señaló Unkrick, ganador del Oscar por Toy Story 3, y que ha dirigido esta película junto a Adrian Molina.
El homenaje a los mayores comienza en el propio título. Coco es la bisabuela de Miguel, el niño de 12 años que protagoniza la historia. Sueña con ser músico, como su ídolo Ernesto de la Cruz, pero la música está prohibida en su familia de zapateros, desde que su tatarabuelo los abandonó para irse de gira.
Para cumplir su sueño, Miguel emprende viaje a la colorista Tierra de los Muertos en una aventura en la que descubrirá las claves del pasado familiar.
“No queríamos ponerlo en términos de blanco o negro”, afirma Unkrich, que añade: “no se trataba de contar una historia en la que Miguel simplemente se escapa de casa y rechaza a su familia, porque él quiere a su familia y su familia a él”.
La productora de la cinta, Darla Anderson subraya su predilección por las películas que parece que van a ir a un sitio y van a otro. “Así es la familia, nunca sabes por dónde van a salir, y es complicado pero al final del día, lo más importante es que se quieren mucho”, destaca.
Coco se estrenó en México antes que en el resto del mundo y se ha convertido en la película más vista de la historia de ese país, con 19 millones de espectadores y una recaudación de 50 millones de dólares.
Actores como Gael García Bernal, Edward James Olmos y Alfonso Arau han puesto sus voces tanto en la versión original como en la mexicana -que será la que se estrene en los países hispanohablantes-. Pero además ha contado con voces menos habituales en el cine, como el de la escritora Elena Poniatowska
Desde el punto de vista visual la película es deslumbrante, colorista y detallista en la recreación de la festividad de los Muertos, basada en varios viajes de investigación.
A lo largo de tres años el equipo visitó museos, mercados, plazas, talleres, iglesias y cementerios de Ciudad de México, Oaxaca y Guanajuato.
“Fue increíble, pasamos mucho tiempo con las familias, vimos lugares asombrosos, la música es maravillosa y la comida”, señala Anderson.
La trama se desarrolla en dos mundos paralelos, el de los vivos y el de los muertos.
“Para construir la Tierra de los Muertos nos dejamos llevar por la imaginación, pero al mismo tiempo queríamos que estuviese anclada en México, y nos fijamos especialmente en Guanajuato, que es una ciudad preciosa incrustada en un valle, con edificios coloridos que parecen colocados unos encima de otros”, explica el director.
La música es otra pieza clave del filme. Con banda sonora original de Michael Giacchino (autor también de la de Up. Una aventura de altura), la película navega por los distintos estilos de la música mexicana, de la cumbia a la música de mariachis, la marimba o el son jarocho.
EFE
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