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domingo, 24 de agosto de 2014
Festival de cine radical
Del 1 al 9 de agosto en La Paz se celebró la primera edición del Festival de Cine Radical que se desarrolló en el Espacio Creativo IMA y la Casa Espejo. Fueron 44 proyecciones, todas apelando al aporte voluntario para el ingreso.
Esta primera versión contó con cinco secciones. En Bolivia Radical se estrenaron dos largometrajes bolivianos, El corral y el viento (Hilari) y Eco de humo (Álvarez), y se repuso El olor de tu ausencia (Eddy Vásquez, 2013), Lo más bonito y mis mejores años (Boulocq, 2006) (foto), El zorro y la pastora (2011) y Pandillas de El Alto (2011), además de 15 cortometrajes bolivianos.
Asimismo, Miradas Latinoamericanas y Mundo Radical contaron con la exhibición de ocho producciones, todas en calidad de estreno en territorio nacional. Los Focos que realizó el festival ahondaron en la revisión de cinco películas del colombiano Luis Ospina y en atender el nuevo cine gallego con tres piezas.Todas las películas exhibidas respondieron a los criterios curatoriales del festival, que se adscriben en la radicalidad en tanto reflexión en los modos de producción de las imágenes, sobre los contenidos, es decir la exploración de un enunciado que guía y orienta la realización, los criterios o posturas formales en tanto construcción gramática de la cinta. Por supuesto que las maneras de exhibiciones también son fundamentales para pensar la radicalidad, por ello es que el lugar más pertinente e idóneo para estas piezas son los cineclubes por la atmósfera íntima y casi familiar que los envuelve, además de ser espacios que fomentan el diálogo.
El Festival de Cine Radical es la consecuencia de una política de exhibición germinada en torno a los cineclubes, además de la identificación de cinematografía local efervescente que no cuenta con canales de exhibición.
Pistas
Cortometrajes bolivianos
El alto nivel de los cortos en Bolivia contrasta drásticamente con la producción en largo. En el festival se estrenaron ocho cortos, los cuales, en consonancia con los valores del festival, escudriñan en la mirada y formas de representación, ya sea con intervención digital sobre filmes del canon boliviano, observaciones sobre la vida de un sereno o la reflexión visual sobre la danza y los cuerpos. El corto hecho de manera autogestionada, independiente y solidaria parece ser un modo y forma de producción eficiente.
Espacio para la memoria
Como sorpresa, el día de la clausura, en la antesala del estreno de El corral y el viento (Hilari, 2014) el Proyecto Kinetoscopio Monstruo, junto al ensamble Los halcones galácticos (foto), exhibieron el corto El entierro de Luis Espinal (Roncal), registro silente al que Carlos Nina y Los halcones galácticos imprimieron altas dosis de sensibilidad, envolviendo a los 40 asistentes en la atmósfera lastimera de marzo de 1980. La actividad performática potenció un clima favorable al diálogo con los asistentes.
Festivales
La utilidad de un festival es potenciar un espacio de encuentro de sensibilidades, de los sujetos que la componen y potencian. Por extensión, se forma públicos y se contribuye, de manera sostenida, a la emergencia de canales de distribución y consumo de objetos concretos con valores identificables. En este sentido la identidad, fruto de la curaduría, son fundamentales. El Festival de Cine Radical, hasta julio de 2015, prevé exhibiciones itinerantes en algunas capitales de departamento.
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