La película Los tuyos, los míos, los nuestros trata de la conformación de una nueva familia a partir de la unión de una pareja de viudos con sus respectivos hijos, ocho por el lado de la madre y diez por el lado del padre.
Era una comedia poco creíble. La realidad es menos graciosa y tal vez más complicada y por eso decidí conocer de primera fuente cómo se conforma una familia así, pero a la boliviana.
“Antes me sentía como el bicho raro. Hoy ya no, en las reuniones de los padres de colegio es habitual encontrar padres en mi misma situación. De pronto nos encontramos comentando ‘¿Cómo está tu hijo?’. No es mi hijo, soy el padre postizo”.
Con toda sinceridad mi amigo me contó cómo emprendió su nueva vida, con el aporte de dos hijos suyos de un primer matrimonio, con la contribución de otros dos de su nueva esposa y con un retoño en común; dos varones y tres mujeres.
Como toda aventura, al principio hubo muchas dificultades, no fue fácil. Creíamos que todo estaba bajo control pero no era así, estábamos poniendo a prueba el corazón.
¿Cómo llevan la relación con sus ex parejas, a la estadounidense?
No, es una barrera insalvable. Yo conozco a su ex y ella a mi ex y en algún momento tuvimos que cruzarnos y conversar un tanto civilizadamente, pero es algo insalvable.
¿Qué dicen los abuelos?
Hay barreras con los abuelos, tienen dificultades en aceptar este tipo de relaciones, hay un poco de resistencia y rechazo. “Yo he aguantado todo por ustedes”, me dijo una vez mi madre, que ahora tiene 90 años. Soy consciente que para ella no le ha sido fácil comprender mi nuevo estilo de familia, pero ahora por lo menos lo tolera.
Y los amigos ¿cómo recibieron a tu nueva familia?
- En las amistades de nuestra generación, no hemos tenido mayores problemas, a excepción del momento en que presentamos a la nueva pareja. Hubo reacciones y miradas duras en alguna gente que no comprende y acepta que hayamos roto con nuestra pareja.
¿Cómo reaccionaron los hijos?
No tienen problemas, las mayores dificultades las creamos los padres. Los hijos se empezaron a conocer desde hace unos 15 años atrás. Creo que mientras más niños son actúan más proactivamente. Hubo un debate amplio y sincero para que comprendan nuestros sentimientos, que el corazón nos juega contrasentidos.
Quizá el mayor problema se dio con las niñas en su difícil etapa adolescente, además para ellas era complicado en el colegio cuando, de pronto, venía el “padre” a interceder por ellas y los profesores quedaban asombrados de que tuvieran diversos apellidos.
¿No hubo actos de rebeldía de parte de aquellos hijos que no eran los tuyos?
Claro, al principio se daban esas expresiones del estilo “no es mi padre, no tiene autoridad para decirme lo que debo hacer”. Ahora tienen mayor flexibilidad.
El ser un país diverso tiene sus ventajas. ¿Hay alguna ventaja en tener hijos “diversos”?
Yo provengo de una familia numerosa, éramos nueve hermanos. En ese ambiente conocí la solidaridad, nos ayudábamos en todo. Ahora veo lo mismo en mi familia, la diversidad nos permite complementarnos. Uno sabe inglés y le ayuda al que está aprendiendo, otro ayuda en dibujo. La hija mayor, con el título bajo el brazo, se convierte en un ejemplo para sus hermanos.
¿Cómo solucionan los problemas comunes?
Tenemos una magna asamblea en la cual se tratan los pedidos de aumento de la mesada o los permisos para las fiestas. Cuando alguien se siente tocado porque considera que el padre o la madre tiene su favorito (debemos disimular) reclama en la asamblea “tu hijito”, “tu hijita”. Esta dinámica hace que se generen niveles de comunicación.
¿Existe más afinidad entre un hermano y otro?
Podría decirse que se conformaron dos bloques: ellos y ellas. Los varoncitos tienen mucha unión, estudian juntos, se van al colegio juntos, les encanta el fútbol. Las mujeres son el otro equipo. Para el tema de la educación sexual yo me encargo de ellos y mi esposa de ellas, aunque a veces son ellos los que nos enseñan (se ríe a carcajadas).
¿Cómo te sientes?
Puede decirse que perdí algo y gané mucho. Contribuir a hacer realidad proyectos de hijos que no son míos me hizo ver la vida con mayor amplitud.
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