En plena fiebre de la revisión musical, el clásico infantil Annie no podía quedar fuera y, así, esta obra original de 1977 que fue llevada a la pantalla por el mismísimo John Houston, vuelve ahora empapada de siglo XXI, producida por Will Smith y Jaz Z y con una buena dosis de Instagram.
He aquí las diferencias de esta nueva Annie, dirigida por Will Gluck, y que recupera de manera peculiar la historia de la pequeña huérfana que entra en la vida de un hombre poderoso.
EL ‘BLACK POWER’ DE LA NUEVA ‘ANNIE’
Aunque no se mencione la cuestión racial en toda la película, el cambio más visible de esta Annie es que se despide de los rizos pelirrojos para darse a la melena afro de la niña prodigio Quvenzhané Wallis, nominada el Oscar por Beasts of the Southern Wild.
El “black power” de esta producción se extiende a su padre de acogida, que no solo es un empresario sino también alcalde de Nueva York, un sosias negro de Michael Bloomberg interpretado por Jamie Foxx, y a la producción de Jay Z y la familia de Will y Jada Pinkett Smith (que en principio querían que su hija fuera la protagonista).
LOS ACTORES NO CANTAN NI BAILAN ESPECIALMENTE BIEN
Gluck quería que, ante todo, su aproximación a este clásico tuviera un toque natural. “No quería a niños que cantaran perfectamente, entrenados en Broadway, porque la vida no es así y porque quería poner más peso en la actuación que en la voz”.
Así, frente a la perfección coreográfica y vocal del musical original y su primera versión cinematográfica de 1982, esta Annie cuenta con una zarrapastrosa y algo desafinada Cameron Díaz o con un Jamie Foxx que canta bien, pero baila no tan bien. Wallis acaba siendo la más completa.
NUEVA YORK EN EL SIGLO XXI
Originalmente, la obra se ambientaba en el Nueva York de 1933, pero la nueva versión no puede ser del Manhattan de hoy: la protagonista toma el alquiler de bicicletas de CitiBike y el apartamento domótico de Jamie Foxx es, ni más ni menos, que el edificio todavía sin inaugurar del World Trade Center 4, con unas vistas espectaculares.
La multiculturalidad de Harlem, donde vive Annie, incluye también a la comunidad latina y hay algo más de crítica política, pues la pequeña es utilizada como reclamo en la campaña electoral del Foxx. Además, el director insiste en la vida frenética y el sentimiento de soledad que afecta al neoyorquino de hoy, especialmente en el personaje de Rose Byrne.
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