En menos de un año, en la década de los 80, al menos 56 mujeres de una pequeña población cochabambina se quitaron la vida.
¿Por qué lo hicieron?, es la pregunta que inspiró e impulsó al cineasta boliviano Claudio Araya Silva a desarrollar el documental Cuando los muertos están más secos, que empezará a rodarse en junio próximo gracias al premio de 10.000 dólares que el proyecto ganó el sábado en el TriBeCa Film Festival de Nueva York, uno de los eventos más importantes del mundo en cuanto a cine independiente.
Pasada la emoción por la grata noticia, el realizador conversó con Página Siete sobre este ambicioso trabajo que empezó a gestarse hace ya cinco años cuando, junto a Yara Morales (productora del filme) y Jimena Silva, efectuó una investigación etnográfica sobre este inusual hecho.
“La idea desde el inicio era hacer un documental, pero para financiar el estudio postulamos a un fondo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO); ganamos y pudimos investigar, viajar a la zona y entrevistar a los protagonistas”, cuenta.
Así, el filme, cuyo guión ya fue concluido y que Araya espera estrenar en mayo de 2013, narrará esta historia desde la perspectiva de Hermenegildo y Pedro, dos carreteros de Cochabamba que regresan a su pueblo, donde ocurrieron los suicidios y que ahora está casi desierto.
“Por eso la cinta será una especie de road movie -comenta-, pues queremos lograr algo un poco distinto a lo que en Bolivia consideramos como documental. Nos estamos acercando de una manera mucho más íntima a los actores, estamos dejando de lado eso de entrevistar a especialistas para que nos expliquen lo que según ellos está viviendo la gente, pues es mejor hablar con la gente misma”.
Es por estos enfoques e intereses que Araya adelanta que el documental “plantea un acercamiento al sujeto en su vida cotidiana, en su naturalidad (...); queremos acompañarlo en un pedazo de su vida”.
Además de su participación en el Festival de TriBeCa, el proyecto de Cuando los muertos están más secos participó en plataformas de desarrollo como el DocuLab, de Cartagena de Indias en Colombia, el Festival de Cine de Guadalajara, México, y el Producer Network del Festival de Cannes, Francia, experiencias “vitales” para enriquecerlo, proyectarlo y perfeccionarlo.
Una sana costumbre del joven cine nacional
La semana pasada, los realizadores bolivianos Diego Mondaca y Kiro Russo ganaron premios en el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (Bafici), y el sábado, Claudio Araya fue reconocido en Nueva York.
Pero éstos son sólo tres de muchos casos y ejemplos del trabajo y los logros de varios jóvenes realizadores bolivianos en los últimos años.
“Sin duda, Bolivia es un país que tiene mucho que decir y cada vez se está acercando a la posibilidad de que esas historias salgan de estas fronteras (..) lograr estar en estas plataformas internacionales es un trabajo de tiempo completo”, afirma Araya.
Al respecto, el cineasta Diego Mondaca agrega que “si bien la presencia en estos espacios internacionales no es novedad, ahora el reto es que esto se vuelva una costumbre y se masifique. Ésta es una tarea que pasa por articular políticas nacionales de formación y de gestión cultural”.
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