Hace cien años, el Titanic chocó contra un iceberg a toda velocidad. Dos horas y media más tarde, se hundió hasta el fondo del Atlántico y murieron más de 1.500 hombres, mujeres y niños. Esto, como señala la periodista de BBC Rosie Waites, inspiró varias películas, documentales y diversas teorías de conspiración.
La reedición de la cinta de James Cameron de 1997 en 3D, que se estrena el jueves en salas bolivianas, recuerda que lo que mucha gente sabe de lo ocurrido el 14 de abril de 1912 no proviene de un hecho histórico, sino de lo difundido en la pantalla grande.
El primer mito es el de la creencia que, al zarpar, el buque era considerado insumergible. En la cinta de Cameron, la madre de la protagonista mira hacia el barco desde el muelle y señala: “Así que éste es el barco que dicen que es imposible de hundir”.
Éste es quizás el más grande mito que rodea al Titanic, dice a la BBC Richard Howells, del Kings College de Londres. “No es cierto que todo el mundo pensaba eso. Es un mito retrospectivo y genera una mejor historia”, agrega el historiador consultado.
Contrario a la interpretación popular, la empresa White Star Line, constructora del barco, nunca declaró que el Titanic fuera insumergible. Y, en realidad, nadie habló de la insumergibilidad hasta después del evento. “La historia se convirtió en mito en cuestión de horas y, obviamente, a días del hundimiento”, sostiene Howells.
Otro mito se centra en la última canción (Más cerca, mi Dios, a ti) que la banda tocó mientras el barco se hundía, una de las más bellas imágenes que se ofrece en muchas de las películas sobre el hecho. Supuestamente el tema fue el himno Más cerca, mi Dios, a ti. Ninguno de los músicos sobrevivió y se convirtieron en héroes.
Simon McCallum dice que los testimonios relatan que la banda efectivamente estuvo tocando en la cubierta, pero hay un debate acerca de cuál fue la canción final, ya que el pasajero que recordó ese himno fue afortunado y salió antes de que el barco se hundiera.
Villanos. Los tres últimos mitos más populares del cine son la heroicidad del capitán de la nave, Edward John Smith, la cobardía del empresario J. Bruce Ismay y la creencia de que se impidió que los pasajeros de tercera clase alcanzaran los botes salvavidas.
“Smith es el responsable último de todas las fallas de la estructura de mando a bordo”, asegura Paul Louden-Brown, de la Sociedad Histórica del Titanic a quien no le gustan las representaciones benévolas del capitán en el celuloide.
Paralelamente, Louden-Brown cuestiona la versión que asegura que J. Bruce Ismay no fue tan cobarde como pintan las películas, ya que no tenía una responsabilidad real en el viaje. Finalmente, Howells explica que no es que se impidiera que los más pobres llegaran antes a los botes, sino que, estos pasajeros, simplemente estaban lejos.
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