La Cinemateca Boliviana estrenará hoy, a las 19:00 horas, de manera exclusiva la película “Martyr” del director boliviano Jac Ávila, producción cinematográfica que fue rodada en Nueva York con un equipo y elenco mayormente boliviano.
“Martyr” se enfoca en la historia de Camille, interpretada por la actriz paceña Carmen Paintoux, quien ya trabajó con Jac Avila en la miniserie boliviana El Hombre de la luna.
En este nuevo filme boliviano también participa Veronica Paintoux, quien es ahora vista en Sirwiñakuy, la película más controversial del cine boliviano que estuvo cinco meses en la Cinemateca Boliviana y ahora se la exhibe en el Cine 16 de Julio.
Consultado Avila sobre el inicio de este proyecto cinematográfico, éste sostiene que nació durante una de sus visitas regulares a una librería en La Habana, donde se topó con un libro sobre el arte medieval en España.
“En el libro vi un cuadro que mostraba los tormentos que sufre Santa Eulalia antes de ser crucificada. Estas imágenes me sorprendieron y conmovieron. Eran las imágenes equivalentes al Vía Crucis de Cristo”.
Esta imagen en medio de un mundo que en esos momentos pasaba por una etapa de conmociones políticas, en una lucha dialéctica donde se polarizó en dos frentes izquierda y derecha, fue para el cineasta maravilloso ya que por medio de la idea de una mujer sacrificando su vida por un Dios que gustaba de ese sacrificio, pudo comprender la analogía que vivía en ese entonces el pueblo cubano de quien se pedía un tremendo sacrificio por una ideología.
“Yo estaba en Cuba, trabajando en Krik? Krak! Tales of a Nightmare, una película sobre el poder de la religión en la política, más específicamente sobre como el régimen de Duvalier, en Haití, usó las creencias de su pueblo en el Vodoo para controlar sus vidas. En esa película yo propongo que el poder de una creencia en un Dios o un ideal puede ser tanto una fuente de fuerza e inspiración o un terrible y efectivo instrumento de opresión”.
Esta dicotomía se tradujo, según Avila, en una trilogía: Una historia que toma lugar en Cuba, en tiempos de la colonia; otra en la actualidad, en Nueva York; y la última toma lugar en España, en los comienzos de la era cristiana.
En las tres historias la protagonista es una mujer que desafía a aquella entidad que tiene el mayor control sobre su vida y que supuestamente vela por sus intereses.
Estas tres mujeres usan la fuerza de sus convicciones para liberarse y/o sufrir las consecuencias.
Asimismo en las tres historias la imagen que prima es la de Santa Eulalia. En dos de ellas Eulalia es un icono, fuente de inspiración u objeto de un deseo obsesivo, mientras que en la tercera historia la santa misma es el personaje principal.
“Mientras desarrollaba estas historias, vi que había algo claro, obvio. Como fui educado en el catolicismo, con un fuerte sentido de la gloria del martirio, era necesario confrontar este tema. Era esencial mostrar la imagen de Santa Eulalia similar a la de Cristo. La imagen típica de Cristo es la de un hombre desnudo clavado en una cruz. La representación de Santa Eulalia es la de una mujer desnuda que sufre dos diferentes crucifixiones”, agregó.
Tras estas apreciaciones, el cineasta boliviano se preguntó si la audiencia podría ver más allá de la establecida naturaleza sexual de una mujer desnuda y podría aceptar el desafío de asimilar la imagen de la santa.
Esa pregunta, en si misma, es la premisa de Martyr, la película que toma lugar en el presente. ¿Que pasa si una mujer desea representar a Santa Eulalia, por estar atraída a la similitud de como Cristo entrega su vida?.
En el mundo católico en general y en el latinoamericano en particular, los mártires son grandes íconos, desde Cristo al Che Guevara, tienen todos las mismas aceptadas y veneradas cualidades, coraje, total entrega a su causa, una muerte gloriosa y una expresión santa en el momento de su sacrificio.
¿Pero que pasa si una mujer toma el lugar central y privilegiado en los dominos de los dioses martirizados? ¿Podemos ver mas allá de su cuerpo y reconocer su divinidad?.
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