Las luces se apagan y comienzan los avances cinematográficos. Con la oscuridad, un bebé llora y su madre lo arrulla, otra da de mamar a su pequeña. Las flamantes madres brasileñas ya no se limitan a quedarse en casa y se animan a ir al cine incluso con biberones, juguetes y carritos.
“Para una madre salir de casa es una logística complicada”, explica a la AFP Irene Nagashima, de 40 años, mientras coloca a Eric de seis meses en su ‘porta bebé’ de tela, antes de que comience la película en un cine del centro de Sao Paulo.
Viendo que para las nuevas madres salir de casa con un recién nacido representa un gran desafío de organización, un grupo de brasileñas resolvió ayudar en ese proceso gracias a uno de sus pasatiempos: el cine.
Cinéfila, Nagashima es una de las fundadoras del programa CineMaterna, una ONG que busca fomentar el retorno de las madres a la vida cultural, ofrece sesiones de cine especialmente acondicionadas para que puedan asistir con sus pequeños de hasta 18 meses.
El proyecto, que ya llegó a 14 ciudades del país, ofrece en asociación con varias cadenas de cines un lugar apropiado para los bebés: el aire acondicionado se apaga, las luces permanecen con un nivel tenue, hay cambiadores de pañales y alfombras con juguetes.
“Es muy placentero, porque una madre con un niño pequeño queda muy presa en casa. Y así salimos, conocemos a otras madres en la misma situación”, afirma la fotógrafa Karin Araújo, de 30 años.
El objetivo del proyecto, lanzado en 2008, es también crear un lazo de confianza y amistad entre las flamantes madres, que al terminar la película se reúnen.
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