Carla Ortiz, la actriz boliviana con 16 años de experiencia en ese oficio a escala internacional, se estrena como productora con la cinta Olvidados, la misma que se presentará en julio de este año. La historia narra el terror vivido en las dictaduras militares de los años 70 sucedidas en Sudamérica; Carla se plantea desde la producción ayudar a que los talentos bolivianos cumplan sus sueños y, paralelamente, dar a conocer la belleza del país.
El nuevo oficio le trae más proyectos; además de promocionar Olvidados, está trabajando en el guion de La Chaskañawi, la novela de Carlos Medinaceli, que está seleccionada entre los 11 libros más importantes de la historia boliviana. Le impresionó el tema de la reivindicación de la mujer de pollera y ya tiene permisos importantes para hacer la filmación en Tarija, además se encuentra conversando con actores para definir a los protagonistas de la cinta.
El segundo proyecto en el que trabaja como productora es la película sobre Juana Azurduy de Padilla, cuyo guion está en marcha y ya tiene estrellas de Hollywood comprometidas para trabajar. “Quiero que sea una película épica, gigante, algo así como Juana de Arco, que cuando digas Juana Azurduy sea la segunda mujer sobre la cual se ha hecho una película en la historia del mundo del cine como una heroína”, dijo Carla, que paralelamente trabaja con el boliviano Reynaldo Pacheco coproduciendo y coescribiendo una serie de televisión, y en agosto empieza a filmar una película de producción salvadoreña y mexicana.
Los retos
Por continuar con la producción de su cinta y de los nuevos proyectos que tiene encima ha tenido que rechazar actuar en cinco películas de producciones colombiana, venezolana y estadounidense. Asegura que es muy difícil escoger entre la producción y la actuación; ama actuar y es la carrera que le ha abierto muchas puertas, pero en el momento en que se pone la camiseta de productora se dedica solamente a eso, influye hasta en su forma de vestir donde se evidenció en las fotografías de archivo de la producción de Olvidados, que se encontraba con una onda mucho más bohemia, con una cola en el cabello, sin maquillaje y sin tacones.
En el nuevo oficio
Consciente de que es una carrera de varones, de mucho trabajo y de jerarquías, sabe que debe hacer su camino para cumplir la idea con la que soñó por mucho tiempo. “Al principio no me aceptaban (como productora), sin embargo tienes que aprender a valorarte. Me han tomado exámenes muy duros, pero lo agradezco porque solo así se aprende”, puntualizó Ortiz, que asegura que gracias a la producción se siente más persona, comenzó a revalidar sus prioridades y renfocó sus energías
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