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viernes, 10 de agosto de 2012

Una cena con Stallone

Si los personajes de Los Simpsons, de Los Soprano y hasta los de Perdidos han parodiado/imitado La última cena de Da Vinci, ¿por qué razón los mercenarios de Sylvester Stallone iban a ser menos? Por ninguna. Está claro. Por eso el nuevo cartel promocional de la segunda entrega de Los mercenarios recrea el famoso cuadro de Leonardo Da Vinci cambiando a Jesús y sus apóstoles por Stallone y su musculosa cuadrilla. Eso sí, lo único que tienen en común es lo que ambos reparten.

ANALOGÍAS Puede que sea intencionado o quizá no, pero las analogías y comparaciones entre la obra de Da Vinci y el póster de Los mercenarios no tienen desperdicio. Para empezar, Stallone, como no podía ser de otra forma, reemplaza en el cuadro al mismísimo Jesucristo. Eso sí, nada de manos extendidas en son de paz. El ideólogo de la saga aparece con los brazos en cruz, armado hasta los dientes y con un aspecto poco evangelizador. Escoltándole y con sus gestos más hoscos, todos los mercenarios y también el malo de la historia.

Jason Statham, mano derecha de Stallone en la película, se sitúa a la izquierda en una mesa en la que no falta detalle. Si los apóstoles de Da Vinci tenían los platos vacíos, los chicos de Stallone los tienen rebosando munición. En un vistazo rápido podrían parecer costillas a la barbacoa y ¿albóndigas? Sin embargo, son cartuchos y granadas de mano. Para los tipos más duros del cine el pan de cada día son las armas y el alcohol, que de ese también hay. No habrá alimentos, pero desde luego nadie les va a pillar por sorpresa. Por no faltar no falta ni el símbolo de Los mercenarios, la calavera. ¿Se creerá Stallone Hamlet además de Jesucristo?

Si a la izquierda, ocupando el puesto de Santiago el Mayor, se encuentra Statham, a la derecha, en lugar del joven Juan, se sitúa la chica de la película, Yu Nan. ¿Será casualidad que la única fémina sustituya en la composición a la figura que algunos creen que es María Magdalena? Otra de las analogías más jugosas es la de Judas, el traidor. Blandiendo un puñal con cara de pocos amigos, Dolph Lundgren ocupa su lugar en la mesa. No van desencaminado los tiros ya que en la primera entrega era el mercenario del que menos se podía fiar Stallone.




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