Rachel Weisz es la actriz que todo director quiere en su reparto, con una belleza sencilla pero rotunda. Esta musa atemporal es desde el próximo día 7 la protagonista indiscutible de la cartelera en España con "The Deep Blue Sea", un film en el que revive los instintos de Madame Bovary.
Ajena a las excentricidades propias de Hollywood, poco se sabe de la vida privada de la intérprete inglesa. Casada desde el año pasado con el último James Bond, Daniel Craig, la actriz tiene un hijo de seis años de una relación anterior con el director Darren Aronofsky.
Con una presencia magnética, la actriz es conocida por su cercanía y su capacidad para interpretar personajes complejos, no en vano consiguió en 2006 el premio Óscar y el Globo de Oro a la mejor actriz secundaria por la que fue una de sus más bellas interpretaciones, la de Tessa Quayle en el "The Constant gardener" de Fernando Meirelles.
Pero Weisz tampoco tiene remilgos a la hora de formar parte de grandes superproducciones. Si su papel protagonista en la saga de "The Mummy" la dio a conocer al gran público, ahora es "The Bourne Legacy" su casi seguro éxito de taquilla.
Siempre discreta, las claves que rigen sus apariciones en la alfombra roja son la sencillez de vestidos oscuros o en tonos apagados, con el pelo suelto o semirecogido, y apenas accesorios.
Solo se pudo ver un estilo distinto en la gala de los premios Óscar de 2007, donde imprimió a su estilo cándido un toque de "femme fatale" con un vestido de Vera Wang plateado y acabado en un bordado de pedrería.
Además de esta diseñadora, la actriz inglesa es habitual de Narciso Rodríguez, Dior, Valentino, Dolce y Gabanna, Prada, o Alexander McQueen, esta última firma fue la que escogió para el estreno de "Los hombres que no amaban a las mujeres", protagonizada por su marido.
Apasionada de la literatura, materia en la que se especializó en la Universidad de Cambridge, Weisz se mueve como pez en el agua con personajes complejos, encarna con igual facilidad a la casta Hypatia del director español Alejandro Amenábar, como a una mujer madura y dividida entre la pasión de un amante alcohólico y su vida de esposa respetable en "The Deep Blue Sea".
Una Madame Bovary reinventada por Terence Davies que le sienta como anillo al dedo a una actriz que, celosa de su intimidad, se retiró durante un año a interpretar en los escenarios británicos "Un tranvía llamado deseo" como Blanche Dubois.
Con este personaje, Weisz confirmó a la crítica y el público que a pesar de su imagen cándida y su profunda belleza, es una actriz capaz de cualquier reto.
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