"Brave" es la nueva apuesta de Pixar y si en el apartado visual resulta tan espectacular como suelen ser las de este estudio, no lo es tanto en lo que se refiere a la historia, uno de los fuertes de la compañía.
Una princesa escocesa y rebelde que no quiere casarse con quien su padre, el Rey, decide. Y que está dispuesta a todo para evitarlo.
En un intento de dar un giro a esta historia tan típica, Mark Andrews y Brenda Chapman (codirectores y coguionistas) introducen hechizos, magia y transformaciones en animales, es decir, nada especialmente original.
También pretenden ser originales en el hecho de que la historia se desarrolle en Escocia, que los protagonistas hablen con un acento terrorífico y que gritar sea la característica común de todos ellos.
Una banda sonora atronadora contribuye a crear el caos en una historia que aburre por momentos pese a que no cesan de pasar cosas.
Peleas y personajes con poco interés rodean a una princesa que sí podría haber dado mucho de sí pero que se queda en una pequeña pelirroja con poco cerebro.
Pese a todo, el filme, que llega mañana a los cines, es tan brillante visualmente como lo son los de Pixar.
Aprovecha fantásticamente los paisajes escoceses y cuida con mimo cada imagen y la luz que en ella aparece, para dar un ambiente lúgubre, característico de las historias que se desarrollan en este ambiente norteño y frío.
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