Dentro del ciclo dedicado al director estadounidense Woody Allen, Cinemateca Sur exhibe hoy la excelente película Medianoche en París. Esta película es, sin duda, una de las mejores entregas de Allen que cuenta, como siempre, con un condimento esencial en la cinematografía suya, la insatisfacción vital.
Esa historia que nos agrada, que nos creemos, sin que chirríe aunque esté basada en la fantasía y en lo mágico. La sucesión de personajes históricos que se van introduciendo en la trama exaspera en cierto momento, e incluso el cineasta cede, casi al final, a la tentación introducir ciertos elementos necesarios. Nada importa esta nimiedad cuando todo se cuenta tan bien. Cuando los actores funcionan y son tan buenos, o simplemente son tan adecuados para transmitir el encanto de una ciudad. Todo esto con la enorme añadidura del humor, característico del director, que hace aflorar la sonrisa de forma involuntaria, en más de una ocasión.
El amor verdadero y realmente incondicional por una ciudad como París, hace que Allen muestre las urbes que ejercen como Musa, despertando en su interior las mejores esencias como autor, y permitiéndole ser él mismo. Probablemente si Allen intentara rodar otra película con aroma parisino no le saldría igual; es una experiencia deliciosa la primera vez que uno ve esta película… irrepetible.
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