Aunque es reconocido como uno de los mejores directores de Hollywood, un asertivo comediante y ha ganado cuatro premios Oscar, Woody Allen confiesa que nunca le gustan sus películas.
"Cuando comienzo un filme, siempre pienso que voy a hacer El ladrón de bicicletas, La gran ilusión o El ciudadano Kane y estoy convencido de que será la mayor obra del celuloide. Pero nunca he estado satisfecho, ni siquiera contento, con ninguna de las películas que he hecho. Las hago, las termino y eso es todo. Me avergüenzo cuando las veo", dijo el cineasta en una entrevista en Los Ángeles.
El director de Annie Hall también se burló de su condición de celebridad.
"La vida es dura, seas famoso o no, pero al fin de cuentas, si hay que elegir, es mejor ser famoso. Consigues mejores asientos en los partidos de básquet, te dan mejores mesas y reservaciones en los restaurantes, puedo llamar a un médico un sábado de mañana y conseguir que me atienda".
"Se obtienen muchas indulgencias que uno no conseguiría si no fuera famoso. Bueno, no estoy diciendo que sea justo, más bien es desagradable, pero no puedo decir que no lo disfrute. Y ser famoso también tiene sus desventajas, pero se puede vivir con ellas, no son potencialmente mortales", añadió con su característico sentido del humor.
Además, recalcó que no tiene intenciones de retirarse. "La jubilación es una cuestión muy subjetiva. Conozco gente que se ha retirado y está muy feliz: viajan por todo el mundo, van a pescar, juegan con sus nietos. Y nunca extrañan el trabajo para nada. Pero hay otras personas, y yo soy una de ellas, a las que les encanta trabajar todo el tiempo". "Tal vez me dé una embolia o un ataque al corazón y me vea forzado a jubilarme, pero mientras esté bien de salud, no pienso retirarme", concluye.
Mientras digiere esas reflexiones, Allen ya anunció un elenco compuesto de estrellas para su próxima película, a la que aún no le pone título, encabezado por la actriz ganadora de un Oscar Cate Blanchett, el popular comediante Louis C.K. y el actor Alec Baldwin. Dijo que será filmada en Nueva York y San Francisco, la primera vez que el veterano director utilizará a esta última ciudad desde su debut en 1969 con Robó, huyó... y lo pescaron.
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