El cineasta nació en Rosario, Argentina, y su pasión por el cine y la animación fue desde “siempre”. Uno de sus trabajos recibió el Goya, en 2007. Dictó un taller en el marco del IV Bolivia LAB, en La Paz.
¿Cuál es el panorama que usted observa en la producción de animación en América Latina? Lo que tiene Latinoamérica es una producción de animación muy interesante a nivel de estudios, donde un grupo de gente se une alrededor de un artista con bastante talento y estos suelen tener buena repercusión en cortometrajes. Muchos de los estudios viven gracias a trabajos de publicidad y en paralelo producen obras más artísticas que son enviados a festivales. Hay talento disperso, integrado en pequeñas unidades, pero en este momento no existe en Latinoamérica un gran estudio de animación estable. Para producir un largometraje animado se requiere cerca de 50 personas.
En Argentina, ¿existe algún próximo proyecto en cine animado?
Juan José Campanella, director de El Secreto de sus ojos tendrá su primera experiencia en animación con un filme que se titulará Mete Gol. El logró: armar un estudio de más de 50 animadores, la mitad son argentinos y el resto de otros países, pues se agotaron los recursos humanos; ellos funcionan como un estudio, pero yo no me atrevo a decir de que sea uno a largo plazo. Pude ver que sucede lo mismo en Brasil y en México, funcionan quizás como estudios solo cuando hay un proyecto que al finalizar se disuelve a la mínima expresión.
¿Qué elementos sostienen un estudio de animación?
Tener estudios de producción de animación en Latinoamérica es un desafío. En Argentina fundé Patagonia Animation, que funcionó por siete años, junto a 30 a 40 dibujantes hicimos un caudal de películas, pero si no tienes una continuidad en la producción es imposible sostener una productora. La gente que interviene en la animación no trabaja desde el inicio, sino ingresa casi al finalizar el trabajo. Para tener un estudio hay que alimentarlo de proyectos y conseguir financiamiento.
La elección de la mayoría es tener una estructura más elástica que se edifica alrededor de cuatro o cinco talentos que lideran el estudio, además, cuando el proyecto está confirmado y financiado salen a buscar gente que trabaje, esto se puede sobrellevar aunque existe el estrés de recapturar talento.
¿Qué se necesita para lograr una mayor producción de animación en América Latina?
Un elemento indispensable para mi es observar lo que sucede en Europa. Los gobiernos, además de la televisión pública y privada obligan a tener una cantidad de horas de producción de contenido infantil local, la ley no obliga a que sea animación, pero en todo programa infantil siempre hay cortos animados; para evitar la invasión cultural total. Por otro lado, para generar largometrajes en Bolivia, diría que es muy difícil decirle al gobierno que dé apoyo al cine animado, si no lo tiene el cine en general, pero hay distintas políticas. Por ejemplo, Brasil tiene el sistema de mecenazgo donde las grandes empresas desgravan sus impuestos para realizar cine.
Entonces los dos disparadores serían que la televisión programe contenido infantil local y que el Estado tenga un fondo o un sistema de impuestos de apoyo al cine.
¿Cuánto cuesta producir un largometraje animado?
Tengo la sensación de que en Bolivia tendría costos más bajos que en el resto del continente.
En Argentina, es casi imposible llegar a los cines con un largometraje animado que esté por debajo de los dos millones de dólares y una una película animada en 3D, con un estándar internacional, cuesta un promedio de cinco millones de dólares.
¿Compartió con animadores bolivianos? ¿conoce su producción? Tuve contacto con algunos. Estoy al tanto de un grupo de animadores que se contactaron con Dinamarca y produjeron La abuela grillo, que es muy bonito que tiene una identidad y está muy bien enfocado. Sé que en Bolivia hay buen talento de artistas plásticos, muy buenos dibujantes.
Pienso que a partir de eso, los países con buena base en pintura y artes visuales son los candidatos para realizar dibujo animado.
Pampa films co producirá un filme junto a paolo agazzi basado en una novela boliviana. Buscarini indica que trabajan con Agazzi en este proyecto hace un año a partir de la fascinación que le produjo Altiplano Express, una novela de Juan Recacochea, sucede en el expreso del Altiplano, en aquel que unía La Paz con Arica. “Recacochea escribió una trama maravillosa en los años 50 y desde nuestra productora, en Buenos Aires, adquirimos los derechos para hacer una película e hicimos una alianza con Paolo Agazzi”. Indica que la cinta se filmará a fines de 2012, a más tardar en el primer trimestre de 2013.
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