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miércoles, 21 de mayo de 2014

La premiada ‘Fango’, de José Campusano, se verá mañana en la Cinemateca; un estreno simultáneo en Argentina y Uruguay



— Su cine es catalogado como una radiografía de lo real.

— Sí, definitivamente. Lo que intento es hacer un cine que no esté homologado por la mirada europea o norteamericana. Hacemos un cine que es legitimado porque integra a diversos sectores de la comunidad y quiere dar testimonio de cómo es la vida en estos entornos (la periferia).

— Entonces, ¿usted hace un cine comunitario?

— Sí, y es un cine extremadamente heterogéneo, muy autocrítico, hay una variante en las narrativas cuando se incluye a la población que se llama costumbrismos, pero no hacemos eso, tratamos de que sean tragedias, procesos de vida basados en hechos verídicos y filmados por las personas que los protagonizaron en la realidad.

— En Fango, usted no trabaja con actores profesionales, ¿cómo fue la experiencia?

— Fango fue un rodaje muy grato, se extendió a lo largo de nueve meses, filmado los fines de semana y cuando se podía. Muchos de los actores son del área de la música, también (grupos) delictivos, vecinos del lugar (zona sur del Gran Buenos Aires) y también actores. Fue un trabajo sin guion, nunca se lo tuvo y ganó en todos los festivales que se presentó (siete premios en España, Argentina, Chile y Perú). Se escribían las escenas una vez que eran filmadas.

— La historia gira en torno a las relaciones humanas y los códigos de afecto en el submundo...

— Es un exceso de códigos lo que significa esta película, es lo que ha pasado a nivel del ejército, comunidades que cometieron genocidio sobre otras, pero esto retratado en un estado embrionario. El sentimiento es el mismo: siento que soy agredido, que los míos son vapuleados, entonces necesito cobrarme una venganza para resarcirme.

— La violencia está presente en sus producciones, Fango no es la excepción...

— Sí, pero no nos regocijamos de ella con explosiones de sangre, mutilaciones, cámara lenta. Todo está reducido a la mínima expresión. La película es un drama.

— Las periferias además de sus locaciones son los terrenos que usted explora, ¿por qué?

— Yo vivo en estos barrios, en la periferia. Me crié en estos entornos y me resultan propicios porque es una mirada de muy adentro. Es algo curioso porque los directores argentinos provienen de un determinado estrato. Hablo de todo esto porque lo he vivido en carne propia. Vengo de un lugar donde las redes nos protegen de la hecatombe.

Sinopsis

En las barriadas de la zona sur del Gran Buenos Aires de Argentina, transitan dos músicos veteranos: El Brujo y El Indio, ninguno supo obtener reconocimiento masivo y su grupo Fango convoca todas sus expectativas. Beatriz, pareja de El Brujo, frecuenta a Rubén, un hombre casado, justamente es a partir de esta condición que se genera una venganza entre mujeres que involucra a facciones barriales con particulares códigos de convivencia.

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