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lunes, 6 de junio de 2016

Ser sordo en El Alto, de los cortometrajes a la lucha por ser profesional


En 2015, 18 jóvenes sordos realizaron y protagonizaron tres cortos que revelan la problemática de las personas con discapacidad auditiva en El Alto. El trabajo se bautizó como Tres Historias para que nos Escuches y fue estrenado el año pasado. Ese fue el inicio de un colectivo que se ha propuesto realizar dos documentales.

Una inquietud personal fue el combustible del videasta Jesús Quispe Carrizo y su esposa, la educadora especial e intérprete, Delia Ticona Mayta. Su hija Dalia, de ocho años, es sorda. La preocupación de ambos radicaba en qué tipo de interacción iba a establecer con su entorno, sobre todo por su interés en las artes escénicas.

Las relaciones de las personas con discapacidad auditiva en Bolivia están marcadas por la exclusión y discriminación. Para cambiar ello, surgió el proyecto El Lenguaje de Dalia, como parte del colectivo Familiares, Amigos, Personas con Discapacidad Auditiva (Fadepa).

"Vimos que estaban coartadas sus oportunidades y como Dalia tiene aptitudes artísticas decidimos crear algo que incida en la sociedad y cree oportunidades en este sector (...). Cinco de los jóvenes que participan en el colectivo están ahora en la UPEA y queremos mostrar las dificultades que atraviesan en un documental”, dice Quispe.

Las oportunidades laborales para los jóvenes sordos en la urbe alteña se limitan a la costura, la repostería, panadería. Como respuesta a ello, en 2014, se creó el Primer Taller de Cine y Actuación para jóvenes sordos en la ciudad de El Alto, el proyecto ganó el Fondo Cultural de la Embajada de Suiza en Bolivia y después de buscar aliados estratégicos comenzaron a trabajar con el reconocido actor, Juan Carlos Aduviri.

Una de las participantes del proyecto, Elvia Valdivia, de 25 años, dice que aprender actuación, hacer guiones y filmar les ha ayudado a conocerse a sí mismos. "Nos dimos cuenta de que podemos hacer más cosas de las que nos consideran capaces”.

Valdivia aprendió costura, pero ahora además de dedicarse a eso sueña con volver a actuar para regresar a la pantalla grande, como pasó en el estreno de los documentales Sordo, Dalia y Avenida Esperanza, que se realizó en la Cinemateca Boliviana.

El arte y la universidad

El colectivo Fadepa produce actualmente videos educativos del lenguaje de señas dirigido a niños. Sin embargo, se han propuesto contar este año a través de dos documentales las historias de personas con discapacidad auditiva en El Alto. El objetivo es que la producción llegue a festivales internacionales de cine.

El primer documental contará la historia real de los primeros cinco jóvenes con discapacidad auditiva que lucharon por ingresar a la carrera de Ciencias de la Educación en la UPEA, y lo lograron.

"Queremos filmar lo que significó para estos jóvenes sordos ingresar a la universidad. Los conflictos y dificultades que han tenido que enfrentar en las clases en donde nadie se comunica con lenguaje de señas”, dice Ticona.

La madre de Dalia asiste junto a la intérprete, Verónica Mamani Pérez, a todas las clases de los jóvenes para transmitirles mediante lenguaje de señas los contenidos de las asignaturas. Un servicio por el cual no reciben remuneración económica.

"Hay términos que son difíciles de entender en las clases, pero graduarme de Ciencias de la Educación es un paso para que pueda enseñar a los niños que tienen la misma discapacidad que yo”, cuenta Aulalia Tapia, de 31 años.

Los cinco jóvenes cursan el primer semestre de la carrera y se enfrentan a un sistema de educación superior que no estaba preparado para recibirlos.

El desconocimiento del lenguaje de señas de autoridades, funcionarios, docentes y la falta de intérpretes que pertenezcan a la institución lo evidencian. Para Quispe, no se trata de mostrar lo negativo, sino simplemente lo que sucede.

"La comunicación ha sido muy difícil en la universidad, el mundo de las artes escénicas nos resulta hoy un ámbito más amigable al momento de comunicarnos”, dice uno de los universitarios, Óscar Adelio Huallpa, de 25 años.

Huallpa cree que aprender sobre realización, actuación y teatro, les ha servido a los jóvenes sordos para ganar fortaleza, defender su identidad y estudiar una carrera profesional.

La lucha libre

El segundo documental se basará en la vida del primer joven sordo que incursiona en la lucha libre, un ámbito en donde la discapacidad auditiva es algo desconocido. "Hoy se encuentra viajando por diferentes lugares de Bolivia, pero queremos reflejar cómo se desarrolla su oficio en un contexto de personas de oyentes”, destaca Quispe.

Los jóvenes con discapacidad auditiva coinciden en que quieren continuar en el mundo de las artes escénicas. Para ellos, además de ser un orgullo, es una herramienta para luchar contra una brecha social en donde impera la discriminación.

Ticona está segura de que esta lucha que ellos enfrentan hoy en la universidad, y otros ámbitos, abrirá el camino para el momento en que Dalia, su hija, decida emprender una carrera.

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