"He sabido desde hace tiempo que quería dirigir... Si llego a interpretar, será bajo un contrato con Marvel, si no estaré dirigiendo. No me veo a mí mismo actuando fuera de lo que estoy obligado a hacer por contrato", afirmo el actor durante una extensa entrevista para Variety con motivo del inminente estreno de El Capitán América: El soldado de invierno.
Precisamente esta es la saga que obliga al intérprete a seguir con la actuación, ya que tiene un contrato con Marvel en el que se estipula que podría hacer hasta seis películas como el mítico superhéroe (tres del personaje en solitario y otras tres con Los Vengadores). Eso fue lo que le hizo dudar a la hora de aceptar el papel hace cuatro años, rechazando la oferta en tres ocasiones.
"El problema al principio era que el contrato me obligaba a hacer nueve películas. Si las películas tenían éxito y mi vida cambiaba y yo no lo asimilaba bien, no tendría la oportunidad de decir: necesito un descanso. Eso me asustó", finalmente, y tras la insistencia de amigos suyos de la talla de Robert Downey Jr. (Iron Man), Evans se convirtió en Steve Rogers.
Por supuesto no se arrepintió, ya que su trabajo le aportó "suficiente reconocimiento en el extranjero" como para permitirle dirigir, algo que de verdad quiere seguir haciendo. "He puesto toda la carne en el asador en 1:30 Train (su primer proyecto). Tanto si la película tiene éxito como si no, tengo la seguridad de que tendré otra oportunidad de dirigir. Eso es un lujo del que la mayoría de las personas no disfrutan", asegura.
A pesar de que sus palabras parecen muy radicales, el actor admite que con el tiempo podría cambiar de idea: "Puede que en cinco años diga: "Mierda, echo de menos la actuación". Pero en este momento solo quiero estar detrás de las cámaras y hacer películas", concluyó.
Evans se mete por tercera vez en la piel de Steve Rogers en Capitán América: El soldado de invierno, que llegará a los cines este viernes.
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