Durante su participación en las II Jornadas de Periodismo Cultural, impulsada por la Embajada de España en Bolivia, el Goethe Institut y la Fundación para el Periodismo, el reconocido cineasta nacional, Alfonso Gumucio Dagron, mostró su preocupación por la poca difusión de cine independiente en nuestra sociedad y el mal momento que pasa la Cinemateca Boliviana, proponiendo pensar en una intervención del Estado a esta Fundación.
"Aunque me tomen de masista, yo soy un creyente firme de que el Estado boliviano debe formar parte, de la administración de la Cinemateca, porque ahora está sobreviviendo con lo justo", remarcó.
El cineasta participó de las jornadas, como expositor de la historia del cine de Bolivia, donde demostró su sapiencia en la materia, además de anunciar una posible nueva edición de su libro "Historia del Cine Boliviano", publicado en 1983, donde piensa recopilar las últimas producciones del país.
Dio un recorrido rápido por la historia del cine, que según algunos datos se remonta a principios del siglo pasado, con la llegada de empresas dedicadas a proyectar películas en diferentes salas de Bolivia, con gran controversia, hasta que en la década de los ’20, cuando se estrenó una primera película nacional, con películas como "Corazón Aimara" y "La profecía del lago", esta última censurada duramente.
Desde ahí se evidencia el surgimiento del cine boliviano, que es interrumpido por las dictaduras, donde se perdieron grandes películas y otras que quedaron en mal estado, es por ello que es necesario que la Cinemateca tenga un respaldo del Gobierno, para restaurar estos filmes recuperados.
La gestión pasada, el ministro de Culturas, Pablo Groux, anunció que se efectúan coordinaciones para la "estatización" de la Fundación Cinemateca Boliviana con el fin de proyectar sus actividades en los nueve distritos del país, hecho que no se consolida hasta la fecha.
En abril de 2000, el expresidente Carlos Mesa, el crítico del cine Pedro Suzs, junto a otras autoridades inauguraron el nuevo complejo y repositorio paceño donde se invirtió alrededor de cinco millones de dólares provenientes de Alemania, España, Gran Bretaña, China y algunos recursos del país, ahora está en peligro de cerrarse, algo que es preocupante para los cineastas.
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