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miércoles, 7 de agosto de 2013
El diálogo como materia prima: Un método peligroso
ARGUMENTO
Poco tiempo antes de que estalle la Primera Guerra Mundial, un joven Carl Jung (Michael Fassbender ) recibe a una paciente que sufre de un severo caso de histeria, la guapa e inteligente Sabina Spielrein (Keira Knightley), que presumiblemente ha desarrollado su patología gracias a la violenta relación que tenía con su padre.
En busca de nuevas alternativas para tratar a la joven, Jung acude al famoso doctor austriaco Sigmund Freud (Viggo Mortensen), pues estaba utilizando su cura de sueño para tratar a Spielrein. La relación entre Jung y Freud se torna paternal y de confianza, pero el joven psiquiatra también comienza a desarrollar sentimientos por su histérica paciente, lo que pone en riesgo su matrimonio y su gran amistad con el Dr. Freud.
NOTAS DE PRODUCCIÓN
Un método peligroso es la última película de un director notable, David Cronenberg, que ya se ha apoyado en el talento de Mortensen para anteriores proyectos. Ahora el director canadiense nos sumerge en el mundo de la psicoanálisis.
El cineasta no deja en absoluto su estilo, aparta la temática de sus dos anteriores trabajos, pero formalmente es deudora de ellas y el tema de fondo es el mismo: la contradicción humana entre lo que nos dice la razón y lo que nos apela el corazón. Y que mejor manera de narrarlo que siguiendo los pasos de la investigación de los padres del psicoanálisis: Sigmund Freud y Carl Gustav Jung.
Así pues la película se adentra en el mundo de la filosofía y Cronenberg enlaza una sucesión de magníficas conversaciones, epístolas o pensamientos. La importancia de la palabra ante el conocimiento. El uso de la razón ante el impulso. Pero, sus personajes se introducen en una espiral de debates que los conllevará a un sin fin de consecuencias. Cronenberg mantiene un pulso firme todo el filme, con una intensidad continua y una acentuación fuerte de los personajes.
Ahora bien, donde radica el gran éxito de todo esto es en el magistral guión de Christopher Hampton (guionista de Las amistades peligrosas, por la cual ganó un Oscar, Expiación) basado en su propia obra de teatro que partía de un libro de John Kerr. El guión usa el diálogo como la materia prima para crear la película: diálogos mordaces, ingeniosos, dinámicos, con mucha fuerza, contundencia y que crean unas situaciones inmensas. Además, el libreto hace una perfecta conjunción de todo el entramado filosófico con el drama de época -el triángulo amoroso de Jung- que viene dado con pequeñas y jugosas dosis. Por tanto, no es una película de época al uso, sino una gran historia sobre la psicología de las personas, el drama del amor y la ruptura académica entre los dos grandes nombres de la filosofía del siglo XX.
SOBRE LOS PERSONAJES
Otra gran baza de este son sus personajes, los que se mueven entre el deseo y la razón. Todos y en especial atención Jung y Sabrina Spielrein sufren una evolución excelente hasta darnos cuenta de como nuestro deseo e impulso acaba convirtiéndose en una melancolía surgida de la razón, bien ejemplificado en ese final modélico.
Y, como en tantos casos, la fragilidad y credibilidad de los personajes viene sustentada por sus actores. Y así es. Están, todos ellos, pletóricos. El que más destaca es Michael Fassbender en una construcción de Jung vulnerable, rígido y que dota de muchos matices al personaje (desinhibición, pasión). Le sigue una Keira Knightley arriesgada, pasada de vueltas (pero comedida), justa en su transformación inicial y excelente en su enamorada Sabrina. Y como no un espléndido Freud de un Viggo Mortensen -que repite por tercera vez con Cronenberg- que da unas brillantes réplicas a Fassbender. Estos los redondea Vincent Cassel que brinda una de sus mejores interpretaciones como Otto Gross, gran pequeño personaje.
El aspecto de película de época se logra por una impresionante dirección artística y una fotografía excelente que transportan a los inicios del siglo pasado con total precisión. Por último, destacar la música de Howard Shore que también firma una de las mejores composiciones del año, con un tema central maravilloso y un conjunto que deambula por los lugares comunes de las partituras de época, pero con personalidad propia.
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