Gus Lobel (Clint Eastwood) ha sido uno de los mejores cazatalentos de béisbol durante décadas, pero, a pesar de sus esfuerzos por esconderlo, su edad empieza a pasarle factura. A pesar de esto, Gus, que puede decir cómo es un lanzamiento solo por el sonido del bate, se niega a quedarse en el banquillo en lo que podría ser el último trabajo de su carrera.
Pero podría no tener elección. Los directivos de los Atlanta Braves empiezan a cuestionar sus opiniones, especialmente con el último fenómeno del país, un bateador que espera a que le convoquen. La única persona que podría ayudarle es también la única persona a la que Gus nunca pediría ayuda: su hija, Mickey (Amy Adams), empleada de un importante bufete de abogados de Atlanta, cuyas ganas y ambición le han hecho ascender hasta convertirse en socia. Mickey nunca ha tenido mucho contacto con su padre, que no estaba preparado para ser padre soltero después de la muerte de su esposa. Incluso ahora, en los pocos momentos que pasan juntos, él se distrae fácilmente por lo que Mickey asume que es su primer amor: el juego.
A pesar de su buen criterio y de las objeciones de Gus, Mickey acompaña a su padre en su último viaje a Carolina del Norte, poniendo en peligro su carrera para salvar la de su padre. Obligados a pasar tiempo juntos por primera vez en años, los dos descubren cosas nuevas del otro, revelándose historias de hace mucho tiempo sobre su pasado y presente que podrían cambiar su futuro.
LA PRODUCCIÓN
Es el día 32 del rodaje de Curvas de la Vida, rodada en localizaciones reales en Jasper, Georgia, una pintoresca ciudad con unos 3.600 habitantes situada a una hora al norte de Atlanta.
Eastwood da vida a Gus Lobel, un ojeador de béisbol maduro de un equipo de la liga nacional, los Atlanta Braves. Gus, que hace bastante tiempo que se ha quedado viudo y vive solo, se embarca en un viaje de reclutamiento –quizás el último para él, teniendo en cuenta su edad y los cambios que se están produciendo en el negocio– para encontrar a un joven jugador con talento. Le acompaña su hija Mickey, interpswretada por Amy Adams, una abogada corporativa con mucho trabajo. Los dos han mantenido una relación bastante esporádica y a menudo tensa en el pasado, que los secretos y las mentiras no han ayudado a restablecer. Cuando retoman el contacto y tratan de resolver sus problemas personales, Johnny, un ojeador rival encarnado por Justin Timberlake, se cruza en su camino y en su destino en una temporada que será profundamente catártica para todos ellos.
Escrito por el recién llegado Randy Brown, el guión está ambientado en el mundo del béisbol, pero, como dice Lorenz, hay mucho más que el deporte en él. "Es un guión estupendo, accesible y emocional que funciona a muchos niveles", afirma más tarde, durante un descanso. "Se trata de una historia clásica con temas clásicos y personajes clásicos. Habla del béisbol y de padres e hijas, y lo encontré realmente emotivo y encantador."
El guión de Brown le llegó a Lorenz en agosto de 2011, y fue la productora independiente Michele Weisler, una mujer enérgica quien ya contó con él en 1990 como asistente de producción en Slumber Party Massacre Part 3, de Roger Corman, quien se lo envió. Sus respectivas carreras habían tomado rumbos diferentes desde entonces, pero ella no se había olvidado de él durante esos años y le había mandado un par de proyectos que creía que podían interesar a Eastwood. Nada le convenció antes, pero como dice ella: "A la tercera fue la vencida. Nos hizo algunas sugerencias muy específicas destinadas a encontrar un tono más apropiado para Clint, y eso terminó además siendo el catalizador de otros cambios muy importantes en el guión que lo han enriquecido enormemente en algunos aspectos. Y cuando Randy y yo nos enteramos de que Clint podría estar interesado en interpretar a Gus, fue como un sueño hecho realidad".
Lorenz había respondido positivamente al guión, y después de que Brown le diera otro repaso, se lo entregó a Eastwood. "Le dije que creía que era un proyecto estupendo para Malpaso y un papel perfecto para él, y lo dejé todo en sus manos", recuerda.
Lorenz no sabía si Eastwood contestaría, o si querría dirigir la película o no, pero Eastwood conocía el deseo de dirigir de su socio desde hacía mucho tiempo en Malpaso. "Creí que sería la oportunidad perfecta para que rodara una película", comenta Eastwood.
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