La nueva parodia del director Sam Fell tiene en vilo a los apasionados de la técnica del “stop-motion” y a los seguidores de Coraline, que podrán disfrutar de la película animada ParaNorman (El alucinante mundo de Norman).
Universal Pictures intentará animar la taquilla con este título que usa el tema de lo paranormal como gancho para atrapar al público. La película de fantasía, terror y zombies para niños parafrasea al largometraje más rentable que se ha hecho en la historia del cine, Paranormal Activity, que recaudó 194 millones de dólares en el ámbito internacional con un costo de 15.000 dólares.
La cinta, que se estrenará en tres dimensiones, llega en medio de una avalancha de importantes estrenos de ciencia ficción como The Dark Knight Rises, The Avengers, The Amazing Spider-Man, entre otros.
A pesar de que no se trata de una secuela o remake, su argumento muestra otra vez la alarmante sequía de imaginación que impera en Hollywood últimamente.
Para este nuevo título no hay “grandes” nombres -las voces de Casey Affleck, Tempestt Bledsoe, John Goodman y Anna Kendrick son sus principales reclamos-, aunque sí una importante campaña publicitaria en EEUU para que el espectador se familiarice con los nuevos personajes animados.
ParaNorman narra las aventuras de Norman Babcock, que no encaja con la normativa de su pueblo natal Blithe Hollow, en Nueva Inglaterra. Todo cambia cuando el marginado joven, que cuenta con la no muy envidiable capacidad de poder hablar con los muertos, consigue evitar la destrucción de la localidad después de que cayera una vieja maldición sobre el lugar.
Es así como Norman tiene que plantar cara a fantasmas, brujas, zombies y lo peor de todo: a los babosos adultos del pueblo.
Su aventura llegará a los cines gracias al éxito anterior de Coraline, la primera película de los estudios Laika y nominada al Oscar de animación.
Cuando Travis Knight, jefe ejecutivo de Laika, llamó a la puerta de los estudios de Hollywood por primera vez en 2007, se encontraron con una rotunda negativa, una barrera que han ido superando poco a poco.
Coraline consiguió recaudar 75 millones de dólares en Estados Unidos con su particular estética y eso abrió la puerta a nuevos proyectos, ya sin tanto reparo en el tema o el aspecto de los personajes.
Fue una cinta con una gran cantidad de trabajo detrás, construida con una sofisticada técnica digital y en tres dimensiones, que recreó miles de componentes faciales para darle mayor credibilidad a los personajes.
Los mismos estudios establecieron la comparación entre Norman Babcock, el protagonista de ParaNorman, y su antecesora en Coraline, con 1,5 millones expresiones faciales frente a las 200.000 que lograron en la cinta anterior.
Es un proceso, sin embargo, largo y tedioso y poco rentable para los estudios de Hollywood, poco dispuestos a esperar los cuatro años que tardaron en Laika en producir la primera.
Lo bueno para esa productora es que ellos mismos se encargan de proveer los fondos necesarios, lo que le resta presión con respecto a los estudios de Hollywood.
Ahora es cuestión de que tengan éxito y aprovechando la calma que se vive en taquilla después del paso atronador de la última entrega de Batman a las órdenes de Chris Nolan. Con suerte, unas cuantas familias aprovecharán estas fechas para ir a ver una de zombies.
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