Cuando la ceremonia número 84 de los Premios de la Academia se realice el próximo domingo, la atención de la gente estará centrada en los ganadores, quienes aprovechan la instancia para dirigirse a los invitados y televidentes en discursos que, generalmente, están llenos de lugares comunes y frases de buena crianza.
Sin embargo, hay excepciones a la regla. Aquí les mostramos los discursos más peculiares de la historia de la gala más importante de la industria.
Roberto Benigni: cuando Sophia Loren anunció que La Vida es Bella se había adjudicado el Oscar a la Mejor Película Extranjera de 1998, Roberto Benigni saltó en éxtasis mientras el público aplaudía a rabiar. Se subió a su butaca y comenzó a caminar entre los asientos de los invitados con los brazos en alto para luego pronunciar uno de los discursos más emotivos de los que se tenga memoria.
Exultante de felicidad, un emocionado Benigni dijo que “éste es un momento de alegría y quiero besarlos a todos (…) me siento saltando a un mar de felicidad”, mientras su compatriota Loren lloraba a su lado.
Cuba Gooding Jr.: cuando escuchó su nombre como el ganador de la categoría de Mejor Actor Secundario en 1996 por su rol en Jerry Maguire, Gooding Jr.
Se tomó la cabeza y pareció anonadado. Luego subió al escenario y comenzó un discurso inolvidable. Comenzó agradeciéndole a Dios y a su familia, pero cuando la música de fondo comenzó a sonar señalando que su tiempo había terminado, el actor le dijo a Tom Cruise que lo amaba, para luego repetir la frase “I love you” una decena de veces refiriéndose al público y a sus cercanos, mientras saltaba de un lado a otro. La audiencia terminó aplaudiéndolo de pie y emitiendo vítores de apoyo por la emocionante performance.
Michael Moore: el director de Bowling for Columbine recibió el premio alMejor Documental el 2003 invitando al resto de los nominados al escenario. Una vez todos estuvieron allí, Moore se lanzó con una diatriba política que dividió a los presentes. “Vivimos en tiempos ficticios, con elecciones ficticias, con un presidente ficticio y estamos en una guerra ficticia”, exclamó. Luego remató diciendo una frase que pasó a la posteridad: “Shame on you Mr. Bush!” (¡Qué vergüenza Sr. Bush!). La música de fondo comenzó a subir de volumen y las cámaras enfocaron a los invitados, quienes, con sus rostros desencajados, no podían creer lo que veían.
Marlon Brando: cuando Brando ganó el Oscar en 1972 por su magistral actuación en El Padrino, él no se encontraba presente en la ceremonia de premiación. Súbitamente, una activista por los derechos de los indios americanos, vestida con atuendo apache, subió al podio y con un gesto rechazó la estatuilla. Luego dijo que venía en representación de Brando para quejarse por el trato que los nativos americanos recibían por parte de la industria cinematográfica estadounidense. La sorpresa fue general y tras finalizar su discurso la mujer se retiró solemnemente recibiendo tibios aplausos.
Jack Palance: cuando Jack Palance, de 73 años, ganó el Oscar en 1992 por su rol en la película City Slickers, ocurrió uno de los momentos más memorables de la historia de los Oscar. Comenzó su discurso refiriéndose a su coestrella en la película, Billy Crystal, diciendo “I crap bigger than him” (“Defeco más grande que él”), mientras los presentes soltaban carcajadas. Luego, en una movida que no dejó indiferente a nadie, se arrojó al suelo y comenzó a ejercitar haciendo flexiones con un solo brazo, lo cual desencadenó risas y una ovación ensordecedora de la audiencia. De esta forma, Palance demostró que la edad no es impedimento para dar lo mejor de uno y que para entretener al público cualquier recurso es posible.
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