Buscar

jueves, 23 de febrero de 2012

Los amores postales de los presos rumanos saltan a la pequeña pantalla

Están entre rejas por delitos de sangre.

No esperan tanto salir como la próxima carta de amor y el siguiente vis a vis con su pareja, a la que han conocido desde la cárcel.

Es el denominador común de las historias del documental de los directores rumanos Radu Muntean y Alexandru Baciu, "Vorbitor", la palabra en rumano para referirse a los cristales tras los que hablan los reclusos durante sus visitas.

Los romances de "Vorbitor" unen a presos con otras presas o personas de la calle, pero de quienes se han enamorado estando "dentro".

Se han conocido por casualidad, a través de fotos de compañeros, un programa de televisión o una jornada de teatro en la cárcel.

El amor ha nacido a distancia, y así lo han cultivado por correspondencia hasta que ha llegado el tiempo de conocerse en la primera visita.

"Documentándonos sobre la cárcel, hemos encontrado personas muy abiertas de las instituciones penitenciarias y descubierto este fenómeno cada vez más extendido: hay muchos detenidos que se comunican con otros", cuentan a Efe Muntean y Baciu.

Construido sólo con las entrevistas a los protagonistas, el documental alterna momentos de emoción y ternura con hilarantes escenas surrealistas.

Porque el amor es la primera razón para vivir de los presos de "Vorbitor", y porque privados de libertad se ven obligados a agudizar su imaginación para conseguir más vis a vis.

Sentados en las literas de su célula, cuentan a la cámara su historia, las riñas por vía postal, que por los antecedentes de los amantes bien podrían haber evitado más de una estampa violenta.

Recuerdan el delito que les llevó entre rejas, con una sangre fría que impresiona para después volverse cómica.

Celebran sus reconciliaciones y sus planes de casarse y seguir compartiendo sus esperanzas, dentro o fuera de la cárcel.

Y relatan con picardía sus maniobras para volverse a ver: provocar juicios por cosas mínimas, divorciarse y volver a casarse para obtener más permisos, participar en todas las actividades comunes con la cárcel de chicas o cometer nuevos delitos de poca monta para seguir entre rejas y no salir del circuito en el que sigue ella.

Los hay tímidos, insolentes, naturales y alegres, y alguna resabiada muy simpática segura de que sólo las circunstancias de prisión han salvado las diferencias sociales con su novio de clase baja.

"Le he escrito cartas de cinco o seis metros", dice con brillo en los ojos uno de los protagonistas.

"Ya veréis lo que son problemas cuando estéis en libertad, ¡ahora estáis aquí en la cárcel y todo es perfecto!", advierte realista una reclusa a su compañera de celda enamorada.

"No nos ha interesado el delito que han cometido, sino la manera de relacionarse el uno con el otro y, además, la manera en que el amor se convierte en un sustituto de la libertad, en la única esperanza de un futuro mejor para estas personas", explican Muntean y Baciu.

Producida por HBO de Europa del Este y filmada en nueve centro penitenciarios de Rumanía, la película se emite estos días en el país por este canal.

Ha participado este mes de enero en el Festival Internacional de de Rotterdam, y ha sido celebrada por la crítica rumana e internacional por su tratamiento divertido y a la vez profundo de un tema inédito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario