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sábado, 27 de agosto de 2011

Tatú Tumpa para José Ramón Novoa Venezuela

José Ramón Novoa es uno de los representantes más destacados de la cinematografía venezolana. Su largometraje Sicario (1994) ganó premios internacionales y lo llevó por 40 festivales alrededor del mundo. La cinta que conmovió al público narra la historia de un adolescente colombiano que vive en un barrio repleto de drogas y delincuencia y que decide participar en un asalto para conseguir dinero.


Novoa está casado con la cineasta Elia K. Schneider, con la que alterna su rol de director y productor. Con esa sociedad Novoa dirigió Oro diablo (2000) y El don (2006), y produjo Huelepega (1999), Punto y raya (2004) y Des-autorizados (2007), cintas que se proyectarán en el marco de la decimotercera versión del Festival Iberoamericano de Cine de Santa Cruz de la Sierra.
Novoa llegará al encuentro cinematográfico el miércoles 31 para recibir el galardón Tatú Tumpa del festival por su aporte al cine iberoamericano, una de las máximas estatuillas que concede el evento.


El cineasta está actualmente concentrado en el rodaje del filme Solo, una coproducción entre Venezuela y Argentina, que en palabras del propio director, es un thriller sicológico de mucha fantasía que está basado en una historia de amor y dificultades. Él hizo una pausa para responder a Brújula por teléfono.

SU CINEMATOGRAFÍA
“Si uno vive en Latinoamérica, concretamente en Venezuela, puede percibir toda la situación social imperante en el país. Entonces, cuando se está inmerso en lo que sucede, trata de reflejar lo que lo impacta y lo que le gustaría modificar o iniciar una reflexión sobre el tema”, explica José Ramón Novoa, sobre su interés por la temática social que caracteriza a sus películas.
“Con Sicario se inició mi acercamiento a este tópico. Hay una especie de trilogía en mi cinematografía con películas que tienen como protagonista a la juventud: Huelepega, que habla de los mendigos de la calle y Oro diablo, que refleja la situación de los niños explotados en las minas de Venezuela”, señala.
Novoa produjo también Punto y raya (2004), dirigió El Don (2006) y Un lugar lejano (2009).

PROCESO CREATIVO
A Novoa le gusta participar en todas las etapas de la elaboración de una película. “Estoy involucrado siempre, de una u otra forma, en la redacción del guion y en la idea original. Me dejo llevar por cosas que me impactan o sobre situaciones que conozco, por ejemplo, con Sicario me impresionó una nota de prensa en la que se informaba sobre el descubrimiento de una hacienda en la que se instaló un campamento para transformar a niños en sicarios. A partir de ahí inicié una investigación que luego se convirtió en la trama”, relata.


“Veo las películas como aviones listos para despegar, siempre tengo tres o cuatro esperando a que se den las circunstancias para alzar vuelo”, afirma el cineasta.

EL CINE EN VENEZUELA
Novoa manifiesta que en Venezuela es difícil hacer cine “como en todas partes de Latinoamérica”, en especial lograr el financiamiento. “Las instituciones deben tener un sentido del compromiso con el arte antes que con el negocio”, sentencia.


“En Venezuela hemos encontrado en la coproducción una llave para realizar las películas, lo que nos ha permitido acceder a mayores recursos y fundamentalmente a abrirnos mercados”, sostiene el profesional. “En mi caso en particular, Sicario fue una película exitosa, que me abrió muchas puertas”, añade.


Novoa considera que el público del país que ha hecho suyo está interesado en verse reflejado en el cine. “A diferencia de otros países latinoamericanos me doy cuenta de que Venezuela está particularmente interesada en ver su cine”, afirma.


“Actualmente en Venezuela un 80% produce en digital, aunque hay cineastas que aún les interesa trabajar tradicionalmente”, argumenta.

PANORAMA LATINOAMERICANO
El cineasta considera que hay una gran crisis en el cine estadounidense por la dinámica que exige el propio mercado. “Hollywood ha ido cerrando su paragua en solo producir éxitos de taquilla, de esa forma han ido limitando toda una corriente cinematográfica que venía en el cine independiente”, dice.


“En la cartelera la mayoría de las películas son series o versiones de lo mismo, que garantiza las recaudaciones. Pero, se ha perdido el valor de la creación”, añade.
En Latinoamérica en cambio, Novoa considera que se conserva la relación entre el cine y la realidad, con temáticas que interesan a los cineastas. “Generalmente no hay la presión de recuperar el dinero a toda costa, sino que aún se guarda el valor cultural del arte”, enfatiza.


Sobre el cine boliviano en particular, el vicepresidente de la Federación Iberoamericana de Productores señala que está al tanto de los riesgos económicos que corren los cineastas para producir y de la necesidad de una nueva ley del cine.

EL PREMIO
Novoa dice estar agradecido con el Festival de Cine por la distinción y encuentra en Santa Cruz de la Sierra a una ciudad atractiva y hospitalaria que lo recibió cálidamente.













En detalle

- Perfíl. José Ramón Novoa nació en Montevideo en 1954. “A los 10 años de edad ya me la pasaba metido en salas de teatro”, recuerda. Elia y José Ramón se conocieron en 1978. Ella quería viajar a Nueva York a estudiar teatro y él, por supuesto, cine. Ambos se fueron a la Gran Manzana. En 1984, José Ramón Novoa dirigió su primer largometraje, Agonía. A esta siguieron Sicario (1994), Garimpeiros/Oro diablo (2000), El don (2006) y Un lugar lejano (2009).

- Dupla. Novoa explica que trabaja junto a su esposa desde siempre. “También se ha integrado mi hijo Joel, que acaba de estrenar su primer largometraje. Con Emi nos formamos juntos y hemos adquirido un método de trabajo en el que alternamos roles, ya que ella también es productora y directora. Cuando yo dirijo ella se encarga de la producción y trabaja en la parte actoral, donde se ha especializado; cuando ella dirige, yo hago la producción y me encargo de la parte más visual de la cinta”, detalla.

- Influencia. Sobre la relación con otras artes, Novoa destaca que su padre es pintor y que esto ha influenciado en su sensibilidad artística. “Es por eso que me preocupa tanto la iluminación en el cine, en el sentido pictórico de la imagen, me gusta que haya un equilibro de colores y espacio”, afirma.

- Tecnologías. “Yo tuve la suerte de iniciar mis proyectos con 35 mm (Sicario), luego, evidentemente me fui adaptando a otras tecnología, por ejemplo, Punto y raya la hicimos en digital, pero no como se hace ahora, sino con el método de 25 cuadros por segundo. Un lugar lejano fue filmada en Panavisión.

- Fetiche. El actor venezolano Laureano Olivares es considerado el actor ‘fetiche’ de Novoa porque ha participado en casi la totalidad de su filmografía.

- Venezuela. Este mes, 21 películas venezolanas participarán de festivales internacionales en países como Canadá, EEUU, Perú, Colombia y Bolivia. Lo que resalta la producción cinematográfica del país del norte del continente sudamericano.

La coproducción es una de las claves de Venezuela
Según José Ramón Novoa, una de las alternativas exitosas que encontró Venezuela para producir películas es la coproducción con países como España y Argentina, que tienen una tradición cinematográfica más amplia. Además de experiencias positivas con Uruguay, Perú y Colombia.
“Considero que coproducir internacionalmente es igual a producir de manera nacional, en el sentido de que hay que hacer confiar y sentirse en confianza con la gente que está trabajando con uno”, explica el cineasta. “La inversión del tiempo y dinero que significa hacer una película genera un trato íntimo con un grupo de personas. Se trata mucho de relaciones personales, de que sepan lo que haces y la seriedad de tu trabajo, es por eso que no es raro ver que luego de una experiencia esa misma sociedad trabaja en otros proyectos”, añade el director.
Sobre atraer una respuesta masiva del público, señala que es cuestión de incentivar una cultura de valorización del cine nacional. “Además, hay que tener una disciplina en cuanto a la calidad de lo que se presenta para llegar a competir con el cine comercial hollywoodense”, agrega.

Retrospectiva

Sicario (1994).
Cuenta la historia de un adolescente que vive en un barrio repleto de drogas y asaltos. Cansado de la pobreza recurre a la violencia. Cree que su única salida a la miseria pasa por el mundo del crimen, así que decide participar en un asalto para conseguir dinero.

El don (2006).
Cuenta la historia de un joven colombiano que desde temprana edad, rompiendo reglas, logra tener poder político, económico y adquirir reconocimiento social a través de los negocios ilícitos del narcotráfico. Sin embargo, su prosperidad no dura para siempre.

Oro diablo (2000)
Isabel es una adolescente que vive en Payapal, poblado nacido bajo la influencia de la fiebre del oro. La madre de Isabel y su amante se encuentran desaparecidos y acusados de haberse llevado el oro de los mineros. Por ello han decidido que Isabel pague con su cuerpo.

Huelepega (1999)
Oliver huye de los malos tratos de su familia y se refugia en las violentas calles de Caracas, donde sobrevive en un entorno de corrupción, delincuencia y hambre inhalando pegamento para evadirse, como otros niños en su misma situación.

Des-autorizados (2007)
Es una historia surrealista que muestra un viaje fantástico a la imaginación de su propia directora cuando Elías autor de la obra " Amantes sin destino" se debate entre ser honesto con su obra y asumir las consecuencias de su libertad o entregar su creación.

Punto y raya (2004)
La película cuenta la historia de un caraqueño y un campesino colombiano patriota que se encuentran en la frontera, en tiempos de exagerado nacionalismo. Los dos son soldados, uno dispuesto a darlo todo por la patria y el otro con la firme vocación de desertar.

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