La 68 edición de la Mostra de Venecia tiene una selección a competición llena de grandes nombres y con una composición equilibrada entre el cine de autor y el del gran público, pero lo que busca ante todo el presidente del jurado, Darren Aronosky, es emocionarse.
"No puedo hablar por los demás (miembros del jurado), pero para mí el ganador será el filme que me afecte emocional e intelectualmente", explicó hoy Aronofski en la rueda de prensa de presentación del jurado.
Acompañado del resto de los miembros del jurado -David Byrne, Todd Haynes, Mario Martone, Alba Rohrwacher, André Téchiné y Eija-Liisa Ahtila- Aronofsky, director de "Pi" y "Black swan" ("Cisne negro"), se mostró encantado de formar parte de un jurado, especialmente por ser el de Venecia.
"Adoro el festival de Venecia, ha sido maravilloso y cruel conmigo", dijo un sonriente Aronofsky que consultaba continuamente con el director de la Mostra, Marco Müller, si estaba dando las contestaciones adecuadas.
En esta edición, resaltó, "hay 23 grandes películas" en la competición por el León de Oro. "Creo que hay algo especial en todas ellas y hay que ver cómo me afectan como persona", agregó.
Además resaltó el hecho de que Venecia sea un lugar que siempre acoge con interés películas independientes, el tipo de cine que él hace.
"Todo el mundo quiere ver los grandes éxitos de Hollywood. Por eso está muy bien cuando los cineastas quieren hacer algo diferente, pero es difícil conseguir la financiación. Lugares como Venecia permiten que existan esas películas, porque la gente trabaja por el prestigio de tener un filme aquí", explicó.
Al respecto, destacó el trabajo de Müller, que siempre consigue una "gran combinación de cineastas escritores, autores, y asume un gran riesgo en su selección internacional de países un poco menos libres para sus cineastas. Y todo ello lo equilibra con filmes sexis, más fáciles de ver".
"Te da un gran panorama -dijo- de lo que es el cine en el mundo".
De ahí que el cineasta haya querido dar importancia al hecho de estar presente en la programación de Venecia, pero no tanto a los premios.
"Aquí sólo estamos unos cuantos directores, artistas, de diferentes países para juzgarlas. El hecho de que una película gane un premio es una cuestión circunstancial, de estar en el sitio justo en el momento justo", explicó el cineasta.
En su opinión es difícil y subjetivo juzgar una película, por lo que consideró que no hay que tomarse el resultado demasiado seriamente.
Además señaló que, como director, formar parte de un jurado ya es una especie de premio, y esta labor es mucho más ligera que cuando el mundo está juzgando tu película en frente de una audiencia. Porque, al final, lo que es Venecia es "una gran fiesta de películas".
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