Para que no quede duda alguna sobre su adscripción a las reglas narrativas del cine clásico, Jeffrey Jacob (J.J.) Abrams eligió como primera toma de Súper 8 un movimiento de grúa que desciende morosamente sobre Lillian, el pueblo de ficción ubicado en Ohio, sobreimprimiendo en la imagen el año: 1979, y fundiendo en movimiento al plano de un cartel en el momento que alguien aumenta un dígito a la cifra de víctimas mortales de accidentes de trabajo. Esa toma nos remite de inmediato a la obertura visual de El ciudadano (Orson Welles, 1941), clásico de clásicos y paradigma de un modo insuperable de colocar la imagen al servicio de una aproximación, maravillosamente sintética y sin rodeos, al clima de la historia contada y a la anécdota misma.
Lo que ocurre enseguida invoca a su vez las claves del mejor cine de Spielberg y otros contemporáneos alineados también a los mecanismos del relato tradicional. ¿Copia u homenaje? Cualquier opción resulta estética y éticamente válida siempre y cuando se juegue limpio, sin apelar a ellas a modo del disimulo de la propia incompetencia o falta de ideas. Abrams juega limpio y la propia presencia del director de E.T. como productor termina disipando cualquier sospecha de oportunismo.
Súper 8
Volvamos. Del plano del cartel, la puesta en imagen pasa a un “típico” hogar americano, donde unos adolescentes sub-14, en medio del velorio de la madre de unos de ellos, se afanan en cerrar planes para el rodaje de El caso, una película amateur de zombis en formato súper 8.
A quienes aterrizaron en el tiempo del digital no les dirá nada este asunto del súper 8: el 8 se refiere a los milímetros del ancho de la película y el súper un plus de un par de milímetros adicionales. Los 70 fueron un momento precursor de la presunta democratización de la tecnología de registro de imágenes, a través de un formato “casero”, el súper 8, significativamente más barato, liviano y sencillo que el utilizado por las producciones comerciales (35 milímetros por lo general).
Si bien los fabricantes nunca imaginaron que el súper 8 pudiera servir para emprendimientos más ambiciosos que la filmación del nacimiento del bebé o del registro de la reunión familiar para conmemorar las bodas de oro de mamá y papá, hubo quienes se aventuraron a emprender incluso largometrajes, no obstante los obstáculos con los que luego tropezaron para difundir los productos del empeño.
La dinámica del cambio tecnológico puesto al servicio de los cálculos comerciales hizo que se tratara de un momento fugaz, pronto sustituido por el video, que tuvo otro vertiginoso y pasajero momento de innovación con el Beta y el VHS, antes de lanzarse de lleno al DVD, dejando en el camino filmadoras y reproductores comprados al calor de la publicidad, hoy inservibles, salvo para nostálgicos coleccionistas de antiguallas.
Volvamos a la historia. Joe el chico protagonista, de apellido Lamb (cordero), está en trance de perder la inocencia viviendo el drama de una familia rota, atisbando los primeros cosquilleos sexuales y caminando hacia las arideces del mundo adulto en compañía de sus amigos, de una cinefilia desbordada y alimentada por los sueños de llegar a ser uno de esos directores a los cuales admira en las matinés compartidas en esa pequeña ciudad de provincia. Todos estos rasgos están tomados del imaginario de Spielberg. Apenas falta la aventura sin pausa, que llegará cuando en medio del rodaje de una de las escenas de su película Joe y amigos se convierten en testigos de un misterioso accidente ferroviario, desencadenante de una auténtica parafernalia con aliens, oficiales de la fuerza aérea paranoicos, explosiones, persecuciones y todos los ingredientes de las películas de aquel tiempo sobre el cual Súper 8 vuelca su mirada nostálgica. Hay un poco de E.T., otro tanto de Encuentros cercanos del tercer tipo, referencias esquinadas a Gremlins y mucho de la atmósfera de Cuenta conmigo, ejemplar acercamiento de Rob Reiner a las complicidades del universo pre adolescente.
Artesano
Abrams, un artesano siempre eficiente, pero dudosamente un maestro del cine, exhibió su oficio en Misión imposible III y en Viaje a las estrellas: el futuro comienza, además de varias series televisivas como Lost o Fringe antes de convertirse en referente imprescindible de la Generación X y en profeta geek, neologismo que de un uso peyorativo para referirse a los sujetos presas de una insaciable fascinación por la tecnología ha pasado a ser un rótulo poco menos que de culto, al punto de haber motivado hace poco la creación del día del orgullo geek, en clara alusión al día del orgullo gay.
Si esta crónica está llena de citas a títulos de la filmografía setentista es porque de ello va la cosa en una película jugada de lleno al entretenimiento, que rescata adicionalmente la lección hoy olvidada en tanta producción de efectos especiales, cuando el valor de este recurso técnico, como de cualquier otro, está en ponerlo al servicio de… en lugar de convertirlo en un fin en sí mismo.
La cereza sobre el pastel es la notable secuencia de créditos finales, el último guiño cómplice de una hechura que se toma el tiempo para instalar algún tipo de complicidad emocional entre los protagonistas y el espectador. Hay algunos baches en el ritmo y una cierta falta de aliento propio, pero en definitiva Súper 8 es una película muy disfrutable, sobre todo en plan de pescar referencias al cine de hace algún tiempo, pero imperfecta.
Ficha técnica
Título original: Súper 8. Dirección: J.J. Abrams. Guión: J.J. Abrams. Fotografía: Larry Fong. Montaje: Maryann Brandon, Mary Jo Markey. Diseño: Martin Whist. Arte: David Scott, Domenic Silvestri. Efectos: Wayne Eaton, Heather Oglesby. Música: Michael Giacchino. Producción: J.J. Abrams, Bryan Burk, Udi Nedivi, Michelle Rejwan, Guy Riedel, Ben Rosenblatt y Steven Spielberg. Intérpretes: Joel Courtney, Kyle Chandler, Elle Fanning, Riley Griffiths, Ryan Lee, Gabriel Basso, Zach Mills, Jessica Tuck, Joel McKinnon Miller, Ron Eldard, Amanda Michalka, Andrew Miller, Jade Griffiths, Jakob Miller, Britt Flatmo, Glynn Turman, Noah Emmerich, Richard T. Jones, Amanda Foreman, David Gallagher, Brett Rice, Michael Giacchino, Beau Knapp, Bruce Greenwood, Dale Dickey, Jack Axelrod, Dan Castellaneta, Ben Gavin, Jay Scully, Michael Hitchcock, James Hébert, Thomas F. Duffy, Teri Clark, Tom Quinn, Kate Yerves, Caitriona Balfe, Koa Melvin, Tom Williams, Bingo O'Malley, Tony Guma, Robert B. Quiroz, Jason Brooks, Tim Griffin, Marco Sánchez, Emerson Brooks, Jonathan Dixon, Patrick St. Esprit, Greg Grunberg, Katie Lowes, Graham Clarke, Andrew Constantini, Sara Lindsey, Bella Perryman, Zoltan Zilai. USA/2011.
No hay comentarios:
Publicar un comentario