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lunes, 5 de noviembre de 2012

“SKYFALL” LA úLTIMA PELíCULA DE LA SAGA  Mujeres, autos y acción, James Bond cumple 50 años

Luego del lanzamiento mundial de su título número 23, Operación Skyfall, el agente 007 se ha convertido en uno de los personajes más populares de la gran pantalla.

El espía más famoso, a la par que rentable, de todos los tiempos se enfrentaba en la gran pantalla contra el “Dr. No” e ingería su primer Dry Martini hace 50 años. Él es 007, el único agente secreto con licencia para matar. Ajeno al paso del tiempo, su glamorosa aura permanece inalterable.

En 1962 Ian Fleming, antiguo miembro de los servicios de inteligencia británicos durante la II Guerra Mundial, concibió a su alter ego Bond, James Bond. Había dado con el invento del siglo: un personaje que pasaría a ser uno de los espías más representativos, amén de rentables, de la historia del cine. 007 continúa siendo un hombre de singular atractivo que, pese a su naturaleza de lobo solitario y su machismo, es envidiado y deseado por ambos sexos. Nos aventuramos a dar con algunas de las claves de su inmortalidad.

La producción presentó a un agente secreto pulcro pero mortífero que lucía trajes de los sastres más finos de Londres, conducía un Aston Martin, prefería sus martinis agitados, no revueltos, y se presentaba a sí mismo como "Bond, James Bond". ¿Cuál es el secreto de su supervivencia? Su familiaridad, dice Roger Moore, quien interpretó a Bond en siete películas, más que cualquier otro actor.

"Es como un cuento infantil: mientras uno no se aleje demasiado del original, el niño estará feliz", dijo Moore. "El público recibe lo que espera: chicas hermosas, acción, artilugios. Es una fórmula". Esa fórmula extraordinariamente exitosa tuvo inicios modestos. Dos productores advenedizos, el canadiense Harry Saltzman y el estadounidense Albert "Cubby" Broccoli, adquirieron los derechos de una serie de novelas de Ian Fleming, oficial de inteligencia durante la Segunda Guerra Mundial que creó al agente 007 como una especie de alter ego de fantasía.

Saltzman y Broccoli contaron con un presupuesto de apenas un millón de dólares, pero con una mezcla de suerte y diseño reunieron a un increíble equipo de talento frente y detrás de cámaras.

Detrás de cámaras estaban artistas como John Barry, compositor del emblemático tema musical de Bond; Maurice Binder, quien creó la famosa secuencia de títulos con un caño de pistola; y el diseñador Ken Adam, un expiloto de guerra de la Fuerza Aérea británica nacido en Alemania cuyos escenarios futuristas le dieron al filme su moderno look.

Pese a su evidente éxito comercial y su innegable eco mediático, la Academia siempre lo ha considerado un producto de segunda fila y solo lo ha reconocido como merecedor de la preciada estatuilla en dos ocasiones: en Goldfinger (1965) ocasión en que el filme obtuvo dos Oscar, a los mejores efectos especiales y el mejor sonido y en 1966, convocatoria en la que el Bond Operación Trueno se hizo con otras dos estatuillas, también de carácter técnico.

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