Feliz, “perfeccionista” y muy apegado a su familia, el actor Brad Pitt saborea cada vez más las alegrías de la producción fílmica “para darle una oportunidad” a proyectos que no se realizarían sin su apoyo, informó el portal ABC Digital.
El actor estadounidense de 48 años fue esta semana uno de los 150 nominados a los Oscar que acudieron a un banquete en Beverly Hills, organizado por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de cara a los premios que se entregan el 26 de febrero.
Tras haber sido nominado en 1996 por “Doce Monos” y en 2009 por “El Curioso Caso de Benjamin Button”, Pitt compite este año por su papel en “El Juego de la Fortuna” en las categorías de mejor actor y mejor película, de cuya producción se ocupó. Esta historia de un entrenador de béisbol que revoluciona el deporte a principios de la década del 2000 nunca habría visto el día si Brad Pitt no hubiera invertido cuerpo y alma -literalmente, como productor y actor- en el proyecto.
“Eso es lo que más me gusta del oficio de productor”, dijo Pitt. “Todas las películas que se mencionan hoy no habrían salido a la luz si alguien no hubiera tenido la impresión de que podían ser buenas películas, y luego la posibilidad y el coraje, para llevarlas a cabo”.
Si bien produjo “El Juego de la Fortuna” como proyecto personal, Pitt también es muy activo en su firma productora Plan B Entertainment, que contribuyó al financiamiento, por ejemplo, de la cinta de Terrence Malick “The Tree of Life”, en la cual actúa y que también compite por un Oscar a mejor película. Los ojos del actor brillan al recordar su experiencia con el maestro estadounidense que ganó la Palma de Oro en el último festival de cine de Cannes.
“Terrence se levantaba en la mañana y escribía un mar de ideas sobre las escenas del día, luego venía y nos mostraba las páginas. Y nosotros generalmente no hacíamos más de dos tomas” de cada escena, recordó. “No es un director que quiere que ’interpretemos’ las escenas” , explicó el actor. “Quiere que ’despeguemos’ y él estará allí para capturar esos momentos que para él se parecen a la vida” .
“Por eso los niños de la película no conocían el guión, iban y se vestían como querían cada día, eso no importaba. Era como jugar, tratar de recrear la vida y capturar esos momentos”, dijo. “Era una idea muy interesante para mí” , prosiguió el actor. “Aporta una frescura, una inmediatez, porque estás en tus propios zapatos en lugar de simular que estás en tus propios zapatos”.
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