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miércoles, 20 de enero de 2016

Inspirada en hechos reales: The Revenant: El Renacido

ARGUMENTO

Durante una expedición en esas inexploradas tierras vírgenes, el legendario explorador Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) resulta brutalmente herido por un oso, y después es abandonado por sus propios compañeros de cacería. Moribundo y absolutamente solo, Glass se niega a perecer. Impulsado por su fuerza de voluntad y por el amor que siente hacia su esposa, una nativa americana, y su hijo, Glass emprende un viaje de más de 300 kilómetros a través del vasto e indómito Oeste persiguiendo al hombre que le traicionó: John Fitzgerald (Tom Hardy). Lo que comienza siendo una implacable búsqueda de venganza se convierte en una heroica historia, contra todo pronóstico, en pos del hogar y la redención.

SOBRE EL FILME

La película El Renacido está dirigida, producida y coescrita por Alejandro González Iñárritu. El oscarizado cineasta traslada a la gran pantalla la leyenda de Hugh Glass en el filme, una épica aventura que se desarrolla en el ignoto y salvaje Oeste del siglo XIX. Sumergiendo al espectador en la incomparable belleza, misterio y peligros de la vida en la Norteamérica de 1823, la película indaga en la transformación de un hombre mientras intenta salvar su vida. Mitad thriller y mitad aventura por terreno desconocido, El Renacido (The Revenant) explora los instintos primarios de búsqueda no sólo de la propia supervivencia sino de la dignidad, la justicia, la fe, la familia y el hogar.

Conocido por filmes como 21 gramos, Babel y Birdman, que ganó el Premio de la Academia a la mejor película, El Renacido es la primera película de Iñárritu que alude a un hecho histórico. Iñárritu aporta su característica combinación de inmediatez visual e intimidad emocional a una historia que transporta al público hasta una época y un lugar que raramente ha aparecido en la visceral cinematografía actual.

La producción del filme, que gira en torno a la crudeza de los entornos salvajes, reflejó las duras condiciones que Glass y compañía efectivamente soportaron durante el siglo XIX. Iñárritu y la totalidad de su equipo técnico y artístico estaban preparados para todo lo que les echaran, aceptando los desafíos que suponía rodar en Canadá y Argentina, regiones famosas por su imprevisible clima y territorios vírgenes, con el fin de llegar a comprender plenamente la experiencia de los tramperos a principios del siglo XIX.

Iñárritu colaboró estrechamente con el actor ganador del Globo de Oro y nominado al Premio de la Academia Leonardo DiCaprio, que interpreta un personaje único, tan intenso físicamente como emocionalmente sincero. Junto con el actor ganador del BAFTA, Tom Hardy y los célebres actores Domhnall Gleeson y Will Poulter, Iñárritu dirigió a un heterogéneo reparto, compuesto por artistas internacionales y nativos americanos, hasta un pasado oculto.

Iñárritu volvió a unirse al director de fotografía Emmanuel Lubekzi, conocido como “El Chivo”, ganador del Premio de la Academia, para aportar su conjunto y característico estilo de rodaje en exteriores, con la cámara flotando por el paisaje; y que a veces se acerca tanto que hasta el propio aliento de los personajes se hace presente visualmente. Iñárritu también contó con el meticuloso asesoramiento de asesores históricos con el fin de estudiar fielmente las guerras territoriales con las tribus nativas que posteriormente se convertirían en material básico del mito del salvaje Oeste.

La leyenda de Glass comenzó en 1823, cuando se encontraba entre los miles de hombres que se apuntaron al el comercio de pieles, una nueva fuerza impulsora de la economía americana. Era una época en la que muchos consideraban el territorio salvaje como un gran desierto espiritual que demandaba ser domesticado y conquistado por los hombres más duros. De manera que tales hombres se esparcieron en masa por ríos desconocidos, que nunca habían sido navegados ni cartografiados, se perdieron en bosques de imponente exuberancia, buscando no sólo emoción y aventura sino también beneficios; a menudo, en feroz competición con las tribus nativas, para las que hacía tiempo que esas tierras constituían su hogar.

Muchos de esos hombres murieron de forma anónima, pero Glass entró en los anales del folclore americano al negarse rotundamente a morir. Su leyenda se desató tras enfrentarse a uno de los peligros más temidos del Lejano Oeste: un desconcertado oso pardo. Incluso para los más curtidos colonos, tal hecho habría sido supuesto su fin. Pero no para Glass. En la historia que nos cuenta Iñárritu, un malherido Glass se aferra a la vida; después sufre una traición por parte del género humano, lo cual le anima a perseverar a toda costa. A pesar de su enorme deterioro, Glass consigue salir por sí mismo de su prematura tumba; abriéndose camino dificultosamente a través de un desafiante rosario de peligros ignotos y culturas desconocidas, en un viaje que se convierte no sólo en la búsqueda de un ajuste de cuentas sino también en una redención. Mientras atraviesa el salvaje Oeste en su confuso estado, Glass llega a rechazar la necesidad de destrucción que una vez le impulsó. Se ha convertido en un “Renacido”; uno que volvió de entre los muertos.

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