Empezó en un pequeño cuarto prestado en la Casa de la Cultura, allá por 1976, y hoy la Cinemateca Boliviana cumple hoy 35 años en una infraestructura propia con varias salas de proyección y otras dependencias, y con el objetivo de retornar a sus ideales iniciales: preservar la memoria histórica del cine nacional.
“La Cinemateca está en crisis porque está en proceso de retomar a sus objetivos principales que eran defender el patrimonio nacional y el cine de calidad”, dice Marcos Loayza, presidente de la Fundación Cinemateca Boliviana.
Al igual que Loayza, la cineasta Mela Márquez, directora de la institución, considera que ahora uno de los retos es reforzar su visión de salvaguarda del patrimonio cinematográfico boliviano.
La batalla de la sostenibilidad
La apertura de nuevas multisalas de cine comercial (Megacenter y Multicine), que compiten por el público masivo, significó una merma importante de ingresos, y por ello Márquez explica que otro de los nuevos retos es garantizar una institución autosostenible.
“Educar y promover una cultura audiovisual es también un objetivo pendiente”, dice Márquez, quien considera que esa debería ser una función estatal.
“Más que la competencia de las nuevas salas comerciales, nos afecta la piratería”, reconoce la directora, y por eso solicita al Estado boliviano gestionar y promover políticas culturales para preservar la estabilidad de este tipo de instituciones.
Loayza explica que la crisis que enfrenta la Cinemateca se debe a que antes buscaba competir con las salas comerciales, pero ahora está en transición para asentarse como un centro cultural dedicado al cine.
“El reto es encontrar la sostenibilidad económica, ése es el objetivo que tenemos en la actualidad”, comenta el cineasta, aunque no menciona cuáles serán las medidas específicas.
Sin embargo, ambos coinciden en que a pesar de las dificultades, en los últimos años la Cinemateca tuvo grandes logros como la restauración de la película Wara Wara y la proyección de varias filmes nacionales.
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