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jueves, 28 de julio de 2011

Prueba de fuego en Bolivia para el western "Blackthorn" del español Mateo Gil

La proyección de la película "Blackthorn" en Bolivia, donde fue rodada, supondrá una "prueba de fuego" para su director, el español Mateo Gil, para quien el filme es un "homenaje" al género cinematográfico del western.

Los primeros retos fueron presentar la película en España y en el Festival de Cine de Tribeca, en Nueva York (EE.UU.), y logró superarlos con éxito, pues "Blackthorn" cosechó buenas críticas en ambos lugares, demostrando que "hay un cierto tipo de público que echa de menos" el western, dice el director en entrevista.

"Vamos a ver qué dicen ahora los bolivianos. Para mí es como la tercera prueba de fuego (...) Todas las películas tienen un poco de mentira para que las historias fluyan y tengan poderío visual. Veremos qué les parece, porque se está retratando un pedazo de su historia", señala Gil.

La fecha de la prueba ya está fijada. Será el próximo 3 de agosto en La Paz, a donde llegó esta semana el español que, sin embargo, tiene un "buen 'feeling'" sobre el estreno porque los pocos bolivianos que ya la han visto "han reaccionado fantásticamente".

"Blackthorn", protagonizada por el estadounidense Sam Shepard y el español Eduardo Noriega, cuenta la historia del legendario bandido Butch Cassidy que pudo haber ocurrido después del tiroteo en que supuestamente murió en Bolivia en 1908.

Cassidy (Shepard) decide volver a su tierra, EE.UU., y dejar la vida de forajido, pero se encuentra con el español Eduardo Apocada (Noriega), un ingeniero de minas perseguido por robo con quien terminará entablando una relación de camaradería.

Gil sostiene que "Blackthorn" no tiene "nada que ver" con el famoso filme "Dos hombres y un destino", con Paul Newman y Robert Redford, que retrató la historia de Cassidy y su socio, Sundance Kid, de una forma "muy divertida y brillante".

A su juicio, uno de los aspectos que marca la diferencia entre ambas cintas es el personaje de Cassidy, porque el de "Blackthorn" es el que "ideológicamente se acerca más al personaje real en su forma de afrontar la vida y lo que fue su profesión", aunque supuestamente no llegó a vivir hasta esa edad.

"Detrás de sus atracos no solamente estaba la idea de ganar dinero fácil, había una motivación ideológica muy clara. De hecho, Butch Cassidy presumía de que nunca robaba a personas, solamente a grandes compañías, hacía bandera de ello y tenía una cierta fama de Robin Hood", opina.

Para Gil, "Blackthorn" es un homenaje al western de los años 60 y 70, que tenía componentes ideológicos "un poco más evidentes" que las películas clásicas, pero la intención no fue "renovar" ese género, sino recuperarlo "con respeto y admiración".

La película contrapone dos mundos distintos: el de Cassidy y sus "viejos ideales" y el de un joven que también quiere ser bandido pero que, "por ser hijo de su tiempo, ideológicamente se encuentra en una posición distinta", explica.

Otro aspecto que da un cariz especial a la película es el manejo como elemento expresivo del altiplano boliviano, que es "seco y árido" como los típicos escenarios de un western, pero al mismo tiempo, "distinto", "poderoso" y "único", lo que permitió "recobrar la fuerza dramática que antes tenía el paisaje" en el cine.

El español, cuya propuesta "no puede competir con los efectos" de Hollywood pero tampoco pretende hacerlo, agradece que haya espectadores de gustos diversos y por ello cree importante que haya "un cine variado".

Gil considera que una película como "Blackthorn" sería difícil de producir en Estados Unidos o España en estos momentos y opina "que ha sido casi un milagro que se hiciera porque es un tipo de cine que no tiene una demanda muy alta, pero la industria ofrece esos pequeños rincones en los que se puede uno colar".

El español opina que "es un momento muy difícil" para el cine en su país, que viene de tener una época muy fuerte, pero está pasando por un momento "delicado" por la crisis económica europea y una "crisis mundial del cine", relacionada con la cada vez menor asistencia del público a las salas.

En Latinoamérica pasa lo contrario, pues, "de tener industrias cinematográficas muy pobres", hoy está "en un momento cada vez mejor" por el creciente entusiasmo entre los productores de la región, lo que, a juicio del español, es "impagable".

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