Un día el reverendo Sun Myang Moon, fundador de la conocida popularmente como la secta Moon, sufrió un ataque de llanto y tristeza que solo se detuvo al entrar en un cine de Seul. Éste interpretó el hecho como una señal divina e invirtió 104 millones de dólares en producir una película sobre la guerra de Corea. El filme se convirtió en el segundo mayor fiasco comercial de la historia del cine; sólo recaudo 2 millones de dolares.
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