Luego de dirigir Arthur y La guerra de los mundos, en 2011, el cineasta francés Luc Besson se aventuró con una historia real, la de la activista Aung San Suu Kyi. “Lo más difícil al realizar la película Amor, honor y libertad fue el inicio, sobre todo cuando se cuenta un relato basado en hechos reales y éste se sigue escribiendo. Mientras realizaba esta cinta, la historia de ese país - Birmania- aún se seguía escribiendo. Para mí era complicado saber cómo abordar el tema, además de que en mi mente estaba presente que en cualquier momento las vivencias podían dar un giro repentino”, comentó Besson.
El filme es biográfico y trata sobre la lucha en favor de la libertad, los derechos humanos y la democracia en Birmania, país natal de Aung San Suu Kyi (Michelle Yeoh), Premio Nobel de la Paz (1991), y las cruentas batallas al lado de quien fuera su pareja sentimental, Michael Aris (David Thewils).
“Es difícil no involucrarse emocionalmente con una historia como la de Aung San Suu Kyi, sobre todo cuando sabes que es una persona que ha luchado durante años por el bienestar de su pueblo, dejando incluso de lado a su propia familia, peso siempre por una causa honorable: la libertad”, resalta el también director de historias como Atlantis (1991), El quinto elemento (1995) y Juana de Arco (1999).
La cinta fue escrita por Rebecca Frayn, quien tardó tres años en llevar a cabo el proyecto. “Sin duda, una de las partes más difíciles de la película fue tratar el tema de su esposo, ya que debido a su enfermedad ella se encuentra entre la espada y la pared. Al final del día decidí utilizar la enfermedad de Aris como uno de los ejes de la historia”, explica Frayn, quien para escribir lo más a pegado a la vida de la protagonista tuvo que entrevistar a personas cercanas a Aung San.
En Amor, honor y libertad el espectador conocerá en forma cercana a una de las oponentes de la junta militar en el poder, con un férreo deseo por la llegada de la democracia a su país, que después de ganar la elección general de 1990, y ser galardonada con el Premio Nobel de la Paz el año siguiente, permaneció bajo arresto domiciliario por más de 15 años.
“Fue una madre de dos hijos y luego se convirtió en madre de un país. Fue un privilegio y un auténtico honor ponerme en su piel. Hubo algunos retos, pero ninguno comparado con los que debe afrontar la población de Birmania , un país que se encuentra bajo un proceso de reformas políticas y económicas desde que la Junta Militar cedió el poder a un gobierno civil en 2011”, destaca la actriz Michelle Yeoh.
Yeoh, que saltó a la fama internacional por su papel en la película de Ang Lee, El tigre y el dragón (2000), recalcó que la cinta sobre Suu Kyi es una forma de enviar al pueblo birmano un mensaje de solidaridad. En tanto, la historia ya obtuvo frutos: ganó el Premio Internacional de Derechos Humanos.
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