La trama de la película girará en torno a una joven llamada Angela Holmes que empieza a tener comportamientos muy extraños. La chica puede, de manera inexplicable, provocar heridas e incluso inducir la muerte de aquellos que le rodean. Preocupados por la joven, sus más allegados consultarán con el sacerdote de la parroquia local (Michael Peña) quién sospecha que puede tratarse de una posesión diabólica. Como el párroco no dispone de los medios necesarios para combatir a la criatura del mal, recurrirá a La Santa Sede para que le ayude. El Vaticano enviará a dos eclesiásticos que deberán enfrentarse a una antigua fuerza demoniaca para exorcizar a la joven.
SOBRE EL FILME
El guión de Exorcismo en el Vaticano es sencillo y va directo al punto, con un desarrollo razonable que genera algún que otro sobresalto. Fue, durante gran parte del metraje, una narración entretenida pero que también involucraba (en su justa medida, tampoco es un filme que profundiza tanto en materia filosófico-religiosa) cuestiones sobre la fe y el temor.
“Ésta es una historia sobre una chica normal, Angela”, cuenta el director, Mark Neveldine, “que desciende a un agujero oscuro, donde empiezan a suceder cosas aterradoras, pero uno puede suponer de dónde provienen. A medida que los incidentes se intensifican, descubrimos que el cuerpo de Angela ha sido consumido por el anticristo”.
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