Cómo nos vemos a nosotros mismos los periodistas? Como los bomberos, probablemente, es decir: valientes, abnegados e indispensables. Aquéllos luchan contra el fuego, nosotros contra el mal, etc.
Esta visión o mejor, imagen de los periodistas, fue propuesta y consolidada probablemente en el siglo 19 cuando pioneros como Joseph Pulitzer rompían lanzas contra la corrupción gubernamental y empresarial y proponían conductas correctas, una ética, una visión en general de que el periodista debía ser noble, generoso, desprendido, incorruptible, porfiado defensor de la verdad y demás.
El cine ha ayudado mucho en este narcisismo y todos seguramente habrán visto alguna vez películas en que el héroe o el villano era un periodista; el primero siempre ganaba; el segundo perdía y entonces triunfaba la verdad.
¿Cuáles son mis favoritas? Muchas, pero aquí les propongo algunos títulos que parecerían confirmar mi hipótesis inicial.
El ciudadano Kane, de 1940, de Orson Welles, no sólo es genial sino indispensable; un magnate de la prensa rompe su promesa de veracidad por amor y ambición de poder.
En 1951 Kirk Douglas dejó malparado al periodismo con El gran carnaval, pues retrasa un rescate para mejorar su primicia. Claro que al final es castigado y no podría haber sido de otra forma.
En 1974 Billy Wilder estrenó la tercera versión de The Front Page o Primera plana con la famosa pareja de Jack Lemmon y Walter Matthau en una muy chistosa tomadura de pelo al periodismo sensacionalista.
Otro filme imperdible es por supuesto Todos los hombres del Presidente, de1977, que es un relato de una investigación reporteril que culminó con la renuncia del presidente Nixon. Y a propósito esta película popularizó a otra, pornográfica, titulada Garganta profunda (y que es la única de mi colección que jamás podré mostrar a mis alumnos de periodismo').
Por supuesto debemos recordar que Clark Kent (Superman) y su amor imposible Luisa Lane son reporteros y en cuanto a corresponsales en el extranjero habrá que ver Rojos, de 1971, sobre la vida del célebre periodista John Reed.
En la zona de las producciones latinoamericanas, habrá que mencionar a Tinta roja, de 2001, basada en el libro del mismo título de Alberto Fuguet y que cuenta descarnadamente la historia del periodismo sensacionalista peruano en sus extremos chichas.
Hay que ver, en fin, Verónica Guerin con Kate Blanchet; la sensacional Vida de David Gale con Kevin Spacey; El precio de la verdad sobre un reportero que inventaba sus notas y engañaba a sus editores. Y también Buenas noches y buena suerte sobre el famoso estadounidense Ed Murrow y su lucha contra el macartismo en los años 50.
Quedan en el tintero docenas, pero éstas son indispensables.
Juan Gargureviches un prestigioso comunicólogo y periodista peruano.
En 1951 Kirk Douglas, en El gran carnaval, retrasa un rescate para mejorar su primicia y termina castigado.
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