A lo largo de 17 años, en sucesivas visitas que comenzaron en 1984, el fotógrafo suizo Jean-Claude Wicky se internó cada vez más profundamente en los socavones de esas minas. En los oscuros parajes donde los mineros perforan la montaña para extraer la riqueza que, paradójicamente, ha sido también la medida de su desdicha. El primer resultado de esa insistente persecución de la imagen de los mineros y su trabajo fue una gran exposición fotográfica en el Museo Nacional de Arte de La Paz, que después recorrió Bolivia y parte del mundo (y lo sigue haciendo: hace poco estuvo en el memorial de América Latina de Sao Paulo, Brasil, y actualmente está en México y simultáneamente recorre varias ciudades de Inglaterra). El segundo producto fue, en 2002, un libro titulado Mineros de Bolivia, editado simultáneamente en castellano, francés, alemán e italiano.
Pues bien, aunque han pasado los años, Jean-Claude Wicky no ha dejado de perseguir a los mineros bolivianos ni los mineros, con quienes ha trabado una larga relación, tampoco lo han abandonado. Como una prolongación de su trabajo fotográfico Wicky ha realizado una película documental titulada Todos los días la noche. El filme se estrenará en La Paz en el marco del Festival de Cine Europeo.
DOCUMENTAL. En 2004, Wicky adquirió 600 ejemplares de la edición española de su propio libro. Quería que sus fotografías regresaran a los lugares donde habían sido tomadas. Así comenzó otra serie de viajes a los distritos mineros, esta vez cargando cajas de libros destinadas a las bibliotecas y las escuelas. “Me parecía importante”, dice el fotógrafo ahora en La Paz para presentar su película, “que los jóvenes tengan un testimonio visual del trabajo de sus padres en interior mina”.
En Amayapampa, recuerda Wicky, cuando visitó al director del colegio para entregarle los libros, éste inmediatamente convocó a su oficina a todos los profesores e improvisó un acto en el que los niños de la escuela cantaron. “Fue muy emocionante”, recuerda Wicky. De esa emoción nació la idea de filmar esas escenas, primero sólo como un recuerdo personal. En los siguientes viajes lo acompañaron los camarógrafos bolivianos Carlos Mújica y Francisco Bernabé. Y en otros recorridos posteriores, en 2007 y 2008, viajó acompañado de un camarógrafo suizo. A la larga, tenía más de 40 horas de filmación. Entonces comenzó la tarea de montar el documental.
“La película”, dice Wicky, “me permitió dar un paso adelante en mi trabajo con la fotografía, porque me dio la oportunidad, a través de los testimonios, de dar la palabra a la gente que nadie escucha.” Y esas son las voces que regresan en el documental, como la del minero Hilarión Mamani que dice: “Nuestro trabajo es inhumano, pero sería peor no tener trabajo”. O la de otro trabajador, Paulino Calisaya: “La riqueza de nuestro subsuelo siempre ha sido la fuente de nuestra pobreza”.
“La ida de la película”, dice Wicky, “es compartir con la gente esa experiencia de vida, pero también contribuir a la construcción de una memoria para la minería boliviana”. El documental ya ha sido estrenado en Europa; acaba de participar en el Festival de documentales Prix Europa donde estuvo en la selección oficial.
“En el mundo entero”, concluye el documentalista”, los mineros pagan un tributo de vida humana muy grande. Pero de eso nadie habla. La sensibilidad humana frente al destino de los demás se desvanece. Estamos viviendo una explosión del egoísmo”. Todos los días la noche puede devolvernos esa sensibilidad y la solidaridad.
Todos los días la noche
Estreno
El festival de Cine Europeo tiene una sección de documentales, en el cine 6 de Agosto. El viernes 18 se verá Todos los días la noche. El miércoles 16 a las 18.30 habrá una función en la Vicepresidencia. En ambas sesiones estará presente el director.
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