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domingo, 20 de mayo de 2012

LA franquicia Men in Black estrenó la tercera película de los agentes interestelares J y K.

Hollywood siempre apuesta a lo seguro y no tiene problema en ser repetitivo, aunque con la franquicia Men in Black se ha dado el lujo de dejarla respirar como el buen vino, permitiendo 15 años de diferencia entre la primera cinta y el estreno de la tercera, este viernes en Estados Unidos.

Men in Black, que vio la luz en 1997 con el dúo más atípico del cine moderno, ha seguido manteniendo su lustre con constantes reposiciones en televisión y una segunda parte que bajó en calidad y recaudación en 1992, pero que en ningún caso supuso un resbalón importante.

Curiosamente, la tercera y probablemente la última que haga de la franquicia una trilogía es un viaje hacia el pasado. Will Smith, que interpreta al agente J, descubre que su compañero de misiones, el agente K (Tommy Lee Jones), está en peligro de muerte junto con el resto del universo.

Con su carácter intrépido habitual, J se embarca en un viaje hacia el pasado para encontrarse con su compañero que, como es de suponer, no tiene ni la menor idea de lo que está sucediendo ni de dónde ha salido este personaje con ganas de salvarle la vida.

El testigo de su juventud lo recoge Josh Brolin, que se adapta perfectamente al papel encarnando a un joven Jones. Ambos coincidieron ya en la aclamada No Country for Old Men, junto a Javier Bardem.

Esta interpretación no es más que otra muestra de la enorme versatilidad de un actor como Jones, con un recorrido de más tres décadas a sus espaldas en el que ha cubierto todo tipo de registros. Los más cinéfilos le recordarán como el jugador de cartas y compañero de estudios de Ryan O’Neal en la muy romántica Love Story, y los de memoria más corta le podrán situar en sus papeles más célebres como el del detective de policía de Chicago persiguiendo a Richard Kimble en The Fugitive.

En Men in Black es de nuevo el jefe de un ya curtido Will Smith, agradecido a su pareja de baile intergaláctica por haberle enseñado todo lo necesario para acabar con los monstruos y alienígenas instalados en la Tierra. Su pose seria y divertida a la vez, además de su característica indumentaria a lo Quentin Tarantino, volverán a ser un atractivo para esta tercera entrega de Men in Black.

Además del estreno de esta cinta de acción, Jones protagonizará junto a Meryl Streep la comedia romántica Hope Springs, la historia de un matrimonio con problemas sexuales que acude a una terapia de pareja para tratar de avivar el fuego de su relación.

Y, por si fuera poco, el actor de 65 años ha perseverado en su interés por la dirección y en breve comenzará el rodaje de The Homesman, una cinta independiente ambientada en Texas sobre un viaje entre Iowa y Nebraska, protagonizada por mujeres aunque sin un reparto confirmado todavía.

Smith vuelve a acaparar la atención después de una etapa de relativa tranquilidad, con tan sólo dos películas desde 2010. Los rumores sobre su posible separación de Jada Pinkett Smith afectaron en parte la vida cinematográfica del actor, uno de los mejor pagados de la industria.

A sus 43 años ha vuelto a lo que mejor saber hacer, el cine de acción, de nuevo a las órdenes de Barry Sonnenfeld y con Steven Spielberg como productor ejecutivo de la cinta.

Sin embargo, de momento no tiene nada previsto para el año que viene, lo que en un actor de su cotización es algo poco habitual.

Habrá que contentarse con otra aventura galáctica con bichos viscosos y de muchas cabezas, que no es poca cosa (DPA).

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