El único problema de Intensa - Mente (Inside Out) es que en algún momento acaba. Lamentablemente esta maravilla llega a su fin y nos deja un montón de emociones mezcladas. La compañía de la lamparita (Pixar), que supo tomar el mundo por asalto con Toy Story (1995), vuelve a su esencia.
Pete Docter, uno de los "veteranos” del estudio, guionista y director de Monsters, Inc. (2001) y ganador del Oscar por Up – Una Aventura de Altura (2009), vuelve a la carga con una historia original. Con la colaboración en la dirección de Ronaldo del Carmen -un debutante pixariano- plantea una doble trama que se pasea entre la realidad y la fantasía más abstracta: la vida cotidiana de una niña de 11 años y sus emociones básicas, que trabajan incansablemente para ayudarla a atravesar una aventura llena de obstáculos a la que podemos denominar crecimiento.
El relato que plantean Docter y su equipo es bastante sencillo. Desde el momento de su nacimiento, Riley empieza a acumular experiencias que dan forma a su personalidad. Alegría se suele destacar del resto de las emociones que conviven en el Cuartel General de la mente, pilotando el día a día de la pequeña que crece feliz junto a sus padres.
Pero la pre-adolescencia no llega sola y, a los 11 años, el mundo de Riley empieza a dar varios giros inesperados que pondrán a las vocecitas en su cabeza a trabajar horas extra y a redefinir sus verdaderos propósitos. Por el nuevo trabajo de papá, la familia debe abandonar su acogedor hogar y mudarse. Nueva casa, nueva escuela, nuevos amigos y una nueva actitud que está bastante alejada de lo que solía ser esa pequeñita que jugaba, imaginaba y sonreía a cada momento.
El Cuartel General se pone en alerta máxima, pero ni Alegría, Furia, Temor, Desagrado y Tristeza pueden anticipar lo que se viene. La cosa se complica un poco más cuando Alegría y Tristeza se pierden en los confines de la Memoria a Largo Plazo. Así comienza la verdadera aventura para el espectador que debe lidiar, por una parte, con los pormenores de la realidad de la nena y sus cambios de humor, y por otra, con una odisea abstracta por los recovecos de su mente y lugares extraños, como Imaginalandia, Producciones de Ensueño o Pensamiento Abstracto, que la conforman.
Intensa-Mente no necesita apelar al golpe bajo o al cliché para estremecernos (en el mejor de los sentidos), sólo hace lo que mejor sabe hacer el productor John Lasseter y su gente: mostrarnos la realidad desde otro punto de vista al que no estamos acostumbrados, o no nos interesa prestarle atención.
Durante poco más de 90 minutos Pixar nos da una clase de cine puro, nos explica los conceptos más complejos y nos demuestra que, como seres humanos, no estamos definidos ni manejados por nuestras emociones, pero tampoco podemos escapar a su influjo.
Es muy pronto para decir si Intensa-Mente es la obra más grande del estudio, pero sin duda alguna forma parte de un podio compartido con sus mejores aventuras. Su única falla, tal vez, es que los más chicos sólo se quedan con lo más mundano y divertido sin poder apreciar todos los "niveles” de la historia por razones obvias, pero igual hay disfrute y un día crecerán y retomarán el visionado de este clásico que les llamó la atención de chiquitos.
La maestría visual, las actuaciones siempre correctas (la versión latina también está muy bien, pero si pueden, no se pierdan la subtitulada), la hermosa partitura de Michael Giacchino… todo encaja a la perfección y nada desentona. Es Pixar en su máxima expresión y eso siempre se celebra desde la butaca de una sala de cine, con o sin palomitas de maíz, pero con un pañuelo bien a mano. (malditosnerds.com)
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